Carlos Urdiales

Gobernar o acatar

SOBRE LA MARCHA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Sin dar por sentado el triunfo de la candidata presidencial de Morena, la sana incertidumbre democrática comienza a trasladarse a saber si Morena, en el Congreso federal, será primera minoría —menos de la mitad, pero con más curules y escaños que los demás—, mayoría simple —la mitad más uno— o mayoría calificada, —dos terceras partes de cada cámara—.

El Plan C del Presidente, el del carro completo, es el que hoy luce menos probable, sin embargo, preocupa la capacidad de operación electoral a nivel local, lo que gobernadores leales sean capaces de movilizar el domingo 2 de junio, difícilmente puede ser igualado por nadie.

La “enchilada completa” le definiría la ruta al sexenio de Sheinbaum, se darían las reformas constitucionales más radicales que AMLO no pudo hacer en su sexenio y lo más relevante, inclinaría la correlación entre bandos morenos; los duros, radicales o puros, estarían de fiesta, de revancha histórica que es lo suyo, la política vendetta.

Con una mayoría simple la Presidenta podría, como su antecesor, no tener que negociar el presupuesto cada año. Las reformas a la Carta Magna deberán ser consensadas. Entonces, los que saben dialogar desde y con el poder, echarán manos de eso que gustan llamar, noble oficio, hacer política, convencer, no sólo vencer.

Ganar sin alcanzar la mayoría simple en Diputados y Senado, sería la antesala de un gobierno torpedeado por propios y adversarios, de tránsito lento, con escaso margen de maniobra y éxito. Mal negocio para el país. Es la proyección con menos probabilidades, hoy.

Claudia Sheinbaum tendrá que armar su gabinete y su grupo en función de los resultados en la elección. Construir el segundo piso de la 4T con sello propio, respetando el legado lopezobradorista al tiempo que introduce el suyo, concentrarse en gobernar con preceptos, pero, sobre todo, incorporando a su agenda a los no fanáticos, dialogando y ampliando el alcance de resultados a otros.

Para ello, personajes como Omar García Harfuch podrán tener un papel destacado como puente entre políticos y militares para recuperar la gobernanza perdida en varias regiones, más que en la policía nacional, el exsecretario de la seguridad podrá trabajar en lo que todos apuntan como el mayor fracaso de este régimen, la estrategia.

Lo mismo podrá ocurrir en otros rubros como salud y educación, nombrar cuadros más capaces, no sólo leales; hacer políticas públicas pensando en las próximas generaciones, no en las elecciones que siguen. Dejar el fraseo falaz de sistemas nórdicos de sanidad o escuelas de alta admisión y baja educación.

En el escenario intermedio, Claudia Sheinbaum podrá trabajar al tiempo que se cuida para que su líder moral no active la revocación de mandato si el de Macuspana percibe abandono a su doctrina. Por lo demás, la científica podrá contener a los ultras en los reductos que les correspondan.