Daniel Alonso

Campeonas del mundo

ARQUETIPO FUTBOL

Daniel Alonso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Daniel Alonso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La Copa del Mundo de Australia y Nueva Zelanda será recordada como el torneo en donde nacieron las nuevas potencias del futbol femenil; selecciones como la colombiana, las anfitrionas australianas, las inglesas y, por supuesto, las flamantes campeonas, han reclamado con honor y gran futbol un lugar en la élite del futbol femenil. Las históricas potencias como Estados Unidos, Canadá, Alemania y Brasil deberán retomar el camino que las llevó a la cima.

El título de España trae consigo un guiño al futbol mexicano femenil, porque una de sus integrantes y figura del campeonato, Jenni Hermoso, festejó con un sombrero de charro y dedicó un mensaje en sus redes a la afición mexicana: “Que orgullosa me siento de formar parte de la familia mexicana”. Ojalá la integrante del Pachuca pueda convencer a más compañeras de incursionar en nuestra liga. Porque también es importante recordar que México buscará en mayo del 2024 convertirse en sede del próximo campeonato mundial, lo cual sería espectacular y un sueño hecho realidad para esta generación de futbolistas que abrieron el camino del profesionalismo a las mujeres en nuestro país.

Dentro de la fiesta española por su primer título en la máxima competencia de naciones, lamentablemente el presidente de la Real Federación Española de Futbol, Luis Rubiales, hizo todo lo posible de manera consciente o inconsciente para opacar el momento más importante en la historia del futbol femenino español. Primero, durante el festejo del gol de Olga Carmona, el federativo celebró de manera muy efusiva y se tocó los genitales en un gesto nada elegante. Después, durante la entrega de medallas a las campeonas, Rubiales tomó por la fuerza a Jenni Hermoso y en plena transmisión en vivo, le plantó un beso en la boca sin consentimiento.

El hecho inmediatamente se viralizó y provocó la indignación de múltiples voces de la política española, lo que obligó al señor Rubiales a tener que disculparse en público ya que en un principio para él la acción fue un gesto espontáneo y sólo los idiotas y estúpidos le darían importancia. “Tengo que disculparme, no queda de otra, ¿no? Y además aprender que cuando uno es presidente de una institución tan importante, y sobre todo en ceremonias, debe tener más cuidado”. Su disculpa es casi igual de penosa que el hecho en sí.

Al final, los Rubiales son el motivo para no bajar los brazos y seguir gritando con toda la fuerza del alma todos los atropellos y abusos que se dan en todos los ámbitos. Por eso, este Mundial tiene un sabor muy especial, representa el crecimiento de un deporte que tuvo que luchar contra toda una ideología: “el futbol es de hombres” y en países como España y México, en donde el machismo es un tema alarmante, vaya que tiene un sabor bastante especial.

El trofeo de campeonas del mundo será resguardado por las españolas, porque fueron justas vencedoras y desplegaron un gran futbol; pero el éxito de este Mundial es compartido con todas las selecciones que participaron. Está en las gradas que rompieron récords de asistencia en dos países que no son futboleros; la gran victoria está también en los rostros de todos los aficionados que sin importar el género o la edad, se emocionaron hasta el límite con deportistas que dejaron el alma en cada pelota.