Daniel Alonso

La filosofía de Alexa

ARQUETIPO FUTBOL

Daniel Alonso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Daniel Alonso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Mexicana, arquitecta, deportista y representante en nuestro país en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. El modelo para seguir de muchos. Pero por increíble que parezca, todo lo anterior puede ser insuficiente para unos pocos o muchos, la cantidad es irrelevante. Hablamos de la gimnasta Alexa Moreno, quien fue parte de un discurso desolador que hoy parece estar esparcido por todos los rincones de nuestro país y también más allá de nuestras fronteras.

Aquellos comentarios de “burla” estaban asociados a la complexión física de Alexa, cuyo cuerpo no encajaba, según ellos, en el molde que se acostumbraba a ver en las competencias internacionales de la gimnasia. Y sí, ni ser egresada de una carrera como arquitectura ni practicar deporte toda la vida alejada de los malos vicios ni ser una atleta de alto rendimiento que ya había destacado en mundiales y competencias nacionales, nada de eso es importante cuando la insatisfacción y frustración se presenta ante nosotros.

La sensación de mirar siempre al otro para justificarnos o encontrar consuelo es inquietante. Por ello, buscamos hasta el mínimo defecto en el otro para luego engrandecerlo y sentir alivio. Y no es un discurso exclusivo de redes sociales, es más bien un estilo de vida que tarde o temprano nos atrapa como víctimas o victimarios.

Inevitablemente en aquel momento la gimnasta mexicana cayó en ese agujero negro y fue difícil para ella a sus 22 años en aquel entonces, entender por qué mucha gente se enfocó en su aspecto físico y no en su rendimiento deportivo. Más cuando todos en nuestro país sabemos lo difícil que es poder llegar a ese nivel de competencia sin la infraestructura que otras naciones tienen.

Pero Alexa demostró que no sólo era capaz de competir ante las mejores del mundo de la gimnasia, sino que tenía la fuerza para continuar su magnífica trayectoria a pesar de las críticas negativas, y en los Juegos Olímpicos de Tokio alcanzó un cuarto lugar que supo a gloria. Después de aquellas dos experiencias olímpicas, la gimnasta mexicana decidió contar su historia a través de un libro autobiográfico: Singular y extraordinaria. Un relato en primera persona de su trayectoria, sus gustos, anécdotas y el ánimo de contarle a la gente quién es ella.

En este libro Alexa cuenta su gusto por la cultura japonesa y como los animes y caricaturas como Dragon Ball influyeron en su personalidad. Curiosamente mientras preparaba esta columna, me cruce con un texto en la red que habla sobre una filosofía de vida, precisamente en Japón, que nace de la palabra: oubaitori. Dicho concepto japonés es la representación de cuatro distintos árboles, el cerezo, el melocotón, albaricoque y el ciruelo. Todos ellos con su belleza propia. Todos con flores preciosas que se transforman en frutos jugosos que no pueden ser comparados.

Alexa Moreno regresó a las competencias para ganar apenas hace unos días la medalla de oro en el Mundial de París, la más importante en su carrera y con la que llegará con la motivación a tope a sus terceros juegos el próximo verano en la capital francesa.