Daniel Alonso

Mr. Champions

ARQUETIPO FUTBOL

Daniel Alonso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Daniel Alonso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Los ecocardiogramas estallaron anoche en Madrid. Durante casi 70 minutos, lo que regularmente suelen ser noches mágicas de Champions, se estaba transformando en una auténtica pesadilla para los de la capital española.

Los dos goles de ventaja se habían diluido en 50 minutos; para el 74´, el Chelsea ya ganaba el global 4-3 y el cuadro merengue parecía hundirse. Pero, como se ha mencionado desde hace tiempo, la Champions parece hecha para el Madrid.

Y con una asistencia exquisita de Luka Modric, quien podría traer el autógrafo de los botines de Maradona o Zidane, uno de los delanteros secundarios del Real Madrid, Rodrygo empató el global y con eso, cambió el rumbo del destino que parecía color azul. Antes del gol, Thibaut Courtois, sumaba su granito de arena, evitando con una atajada monumental y hay que mencionarlo porque casi siempre en la euforia de los goles, se nos olvidan los porteros, héroes que muchas veces quedan en el anonimato.

Después, era inevitable que la magia del mejor delantero del momento, Karim Benzema, no se hiciera presente en el Bernabéu. Con un poco de fortuna más el empuje de todo el estadio, Benzema sentenció en los tiempos extras el pase del Madrid a semifinales.

Pero ayer, con perdón de todo el madridismo, el equipo que se robó la noche fue el Villareal. Vaya sorpresa se consumó en Múnich. Uno de los grandes favoritos para llevarse la Orejona en París, sucumbió con un Submarino Amarillo que desde el minuto uno en La Cerámica siempre creyó en salir victorioso. Los jugadores del Villareal se plantaron en casa del gigante alemán con la idea de ser perfectos. Sólo así podrían salir con la victoria.

Después de los primeros 45 minutos ya habían conseguido que los alemanes sufrieran de algo de ansiedad y desesperación, aunque al minuto 52, Lewandowski intentaba poner orden. Desde el empate a un gol, el Bayern trató de sentenciar y en el pecado llevó la penitencia. Un contragolpe letal al 88’ de juego, hizo vibrar a toda la comunidad valenciana porque el Submarino Amarillo vuelve a semifinales de la Champions 16 años después. Curiosamente aquel año, la final también se celebraba en París.

Es precisamente con duelos como los de anoche en Europa (hora de la comida en México), que las palabras de Nasser Al-Khelaifi, dueño del PSG en referencia a la máxima competencia de nivel de clubes, adquieren sentido. Y es que no hace mucho Al-Khelaifi, decía que no lograba entender como el Super Bowl puede parecer más grande que la final de la Champions League.

El qatarí propone implementar estrategias de marketing e innovación digital, así como mejorar la fase de grupos para que la final de la Champions League pueda superar en expectativa al Super Bowl. Para los dueños del negocio eso debe ser un reto fantástico, poder rebasar el evento deportivo que anualmente rompe récords de rating.