David E. León Romero

La gran fuerza de México

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
David E. León Romero
Por:

A lo largo de casi 20 meses tuve la oportunidad de servir a México formando parte del equipo de la Coordinación Nacional de Protección Civil. Durante esos días, intenté colaborar de la mejor forma para prevenir y atender de manera eficiente las emergencias que en nuestro territorio nacional se presentaban. Sismos, incendios forestales, lluvias, bajas temperaturas, inundaciones, derrumbes, deslizamiento de laderas, explosiones volcánicas, tomas clandestinas, entre muchas otras.

Las condiciones en la emergencia siempre cambian, los elementos casi siempre también. La angustia, el miedo y el dolor están presentes. La vida de las familias y de quienes atienden las emergencias está en riesgo. Frente al caos y el riesgo que la emergencia representa, hay un elemento constante y siempre presente, la gran fuerza de México.

La gran fuerza de México la integran nuestros soldados. Hombres y mujeres de todo el país que desde muy jóvenes se enrolan en las filas del Ejército mexicano y se disponen a dejarlo todo por servir a la patria. Admirable y conmovedora disciplina, sacrificio, orden y eficiencia. No existió una sola emergencia, independientemente del horario, día y lugar del país en que yo llamara a un integrante de la Secretaría de la Defensa Nacional y no encontrara en él absoluta disposición de servir a la comunidad.

No hubo una sola emergencia en que nuestros soldados no participaran de una u otra forma. No existió un solo simulacro en la que la Secretaría de la Defensa Nacional no tuviera una participación relevante. No hubo un solo puesto de mando de atención de emergencias donde compañeros soldados, integrantes del Sistema Nacional de Protección Civil, estuvieran atentos a las necesidades de las familias en desastre. La gran fuerza de México estuvo y estoy seguro que estará siempre presente.

Procuré colaborar física y presencialmente en el mayor número de incidentes que se presentaban a diario. La convivencia por días e incluso semanas en los sitios afectados, me permitió conversar más allá de lo superficial con los integrantes de las Fuerzas Armadas. Tres fueron los rasgos más importantes que encontré entre las líneas de aquellos encuentros: disciplina, amor y sacrificio.

Mención aparte requiere la participación que ha tenido la Secretaría de la Defensa Nacional, para fortalecer al sector salud en la lucha contra el Covid-19. Su capacidad en todo sentido, pero principalmente en materia logística y operativa, permitió al sector salud garantizar que cada mexicano que requiriera una cama para ser atendido, la obtenga.

Sus extraordinarios resultados han obligado a echar mano de ellos para realizar un gran número de actividades que de otra forma estarían pendientes. Hoy es un buen momento para reconocer a cada uno de sus integrantes, mujeres y hombres comprometidos que por largos periodos se alejan de sus familias para cuidar y auxiliar de las nuestras.

Solemos apresurar nuestros juicios y conclusiones en torno a los sucesos que día con día se presentan. Las instituciones las construyen miles de personas a lo largo de décadas. La Secretaría de la Defensa Nacional es una institución ejemplo dentro y fuera de México, a la que guardo profundo respeto, admiración y agradecimiento.