Sequía y emisiones

JUSTA MEDIANÍA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El impacto ambiental y las emisiones contaminantes no reconocen fronteras y afectan por igual a quienes las emiten y a sus vecinos. Por ello, el reconocernos como parte de un todo resulta fundamental. Debemos procurar el bien común y sólo así, pensando en el otro, lograremos ponernos a salvo.

En pasados días, Oxfam, organización global que trabaja para combatir la pobreza y la injusticia, difundió un informe que revela que el uno por ciento más rico de la población mundial en el 2019 produjo la misma cantidad de emisiones de carbono que los 5 mil millones de personas que componen los dos tercios más pobres de la población del mundo.

En esta arena como en muchas otras, es importante que quienes más tienen, hagan un mayor esfuerzo buscando compensar al resto. Los resultados del informe son contundentes: el uno por ciento más rico del planeta es el responsable del 16 por ciento de las emisiones contaminantes. Si el dato no es lo suficientemente contundente, podemos concluir: el 10 por ciento más rico del planeta generó la mitad de las emisiones contaminantes totales. Sin el esfuerzo de los que más tienen, luce insuficiente el esfuerzo del resto.

Así, también los que menos tienen, que son los que menos emisiones generan, son los que mayores consecuencias derivadas de las mismas enfrentan, lo que genera un círculo vicioso del que resulta sumamente difícil salir.

En este contexto, México, como muchas otras naciones, enfrenta retos complejos. Nuestro país, como todos los demás, no se puede identificar en solitario. Recientemente hemos sido testigos de los efectos del cambio climático. El huracán Otis que provocó emergencia y desastre en las costas de Guerrero es un hallazgo del mismo. Aunado a esto, la sequía que sufre gran parte de nuestro territorio ha tenido afectaciones silenciosas pero profundas en el presente de millones familias.

Cerca del 60 por ciento del territorio de nuestro país presenta algún grado de sequía, siendo los estados más afectados Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Nuevo León y Zacatecas. La sequía ha afectado profundamente las cosechas de distintos productos, entre ellos el frijol, maíz, azúcar y cítricos. Las afectaciones deben entenderse como una caída en la producción de los mismos que repercute en un incremento en los precios. Con base en cifras de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural más de 500 mil hectáreas de cultivos se han visto afectadas.

La sequía y sus efectos no son un tema menor. Tomemos sólo un caso de tantos relacionados con ella: el frijol. Para este año 2023, se pronosticaba una producción nacional de 940 mil toneladas; sin embargo, esta cifra se vio reducida, aproximadamente, en un 50 por ciento. Esta baja en la producción provoca un incremento en las importaciones, además de un incremento en precios, lo que provoca que los consumidores se vean obligados a dejar de consumir el producto y buscar un sustituto que cubra su espacio en la mesa.

El impacto ambiental derivado de las emisiones contaminantes que generamos, repercute directamente en nuestra vida y nuestro bienestar. No será hasta que logremos un mayor nivel de conciencia y el compromiso de todos, en mayor medida de quienes más tienen, que podamos enfrentar la crisis por la que atravesamos de manera contundente.