“No se hagan bolas”

DESDE LAS CLOACAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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“No se hagan bolas”, esa máxima que nos refiere la confusión política en la que se ven envueltos las y los candidatos a la Presidencia, la dijo Carlos Salinas de Gortari aquella ocasión en que Manuel Camacho Solís le hacía ruido a la candidatura del entonces abanderado oficial, Luis Donaldo Colosio Murrieta.

El candidato es uno, sentenció el entonces presidente y se volvió todo un clásico. Tan clásico de los entramados políticos que esta semana le pasó a alguien que la revivió, con algunos matices. 

¿Quién la dijo? No. No fue el Presidente López Obrador, sino la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien pidió no confundir la entrega de programas sociales, como becas para estudiantes y pensiones para adultos mayores, con oscuras intenciones de obtener simpatías con miras al máximo cargo de elección en el país.

“Que no se hagan bolas. No se trata de cambiar un apoyo por un voto, jamás haríamos eso. Si siempre luchamos contra eso”, aseguró la doctora Sheinbaum parafraseando al innombrable, al villano favorito, al archienemigo de su jefe.

Y no. Tampoco nos damos cuenta de las giras que hace con el Presidente López Obrador por las alcaldías de la Ciudad de México donde el tabasqueño siempre le levanta la mano.

No nos hacemos bolas con esos eventos que dependencias federales realizan en la capital del país y en los que es la oradora principal y no las y los secretarios de Estado, como tendría que ser.

Tampoco nos hacemos bolas cuando uno que otro funcionario federal rebautiza los programas sociales con su nombre: “La tarjeta de Claudia”. Hasta se sonrojó en aquella ocasión.

Nadie se hace bolas con el cambio de colores de la administración, ni con el cambio de discurso, más apegado a las formas en las que se expresa el mismo Presidente.

Y mucho menos nos hacemos bolas cuando va arropada de un estado a otro, para ponerla de ejemplo de buen Gobierno, para presumir en la mañanera los logros de la vacuna. Que, por cierto, los gobiernos compran con nuestros impuestos, diría mi abuela Dondinea. Pero seguro que las aspiraciones presidenciales lo justifican.

Tampoco nos hacemos bolas cuando en pleno puente anuncia una gira por Baja California, Colima y Guanajuato. Ahí se quedan en la ciudad, yo ando de gira —¿con cargo al erario?—, y regreso después de tantear cómo está la intención del voto en el interior del país.

Quizás en su próximo discurso debería usar otra frase: “A mí denme por muerta” en tono bromista, como lo hiciera el hoy Presidente, por supuesto y para dizque “desmarcarse” de una aspiración que debe rondar por su cabeza desde que tomó la jefatura de Gobierno de la capital. Al tiempo.