Reprobado

DESDE LAS CLOACAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La semana pasada, el viernes para ser exactos, el Presidente Andrés Manuel López Obrador propuso que, de ahora en adelante, se pueda pagar a los maestros de entidades como Michoacán con una tarjeta del Banco del Bienestar… una solución mágica para que los docentes dejen de realizar bloqueos.

Y esa que, lo que anunció en su conferencia mañanera, fue porque las y los maestros de dicho estado —que hasta hace poco gobernaba el perredista Silvano Aureoles— bloquean las vías del tren en los municipios de Uruapan, Pátzcuaro y Morelia, ya que la administración estatal les tiene retenidos sus pagos desde hace más de dos meses.

El 15 de octubre pasado, se reanudaron los pagos a docentes y a trabajadores administrativos del sector educativo, los cuales fueron heredados por la administración anterior.

“Les mando a decir, convoco, hago un llamamiento respetuoso a los maestros de Michoacán para que acepten que se les entregue una tarjeta, un monedero electrónico del Banco del Bienestar personalizado, va a su cuenta, así ya no hay intermediarios”, dijo textual el Presidente.

También aseguró que existen grupos que se oponen al pago directo, porque conforman una red que se aprovecha de los pagos en efectivo. Algo que ya se sabía y que incluso en su momento fue denunciado.

Pero, ¿por qué les digo todo esto?

Porque el Presidente no tiene que ir tan lejos para “rescatar” con sus pagos directos del Banco del Bienestar a cuerpos docentes a quienes no se les pagan sus clases ni su trabajo desde hace meses.

Aquí mismo, en la capital del país, hay maestras y maestros que trabajan para instituciones del Estado, prestigiosas casas de estudio a quienes se les promete que ya les van a pagar y nomás nada.

Los centros de lenguas extranjeras del Instituto Politécnico Nacional son un ejemplo de esto. Maestras y maestros que todos los días (y hasta en fines de semana) trabajan sin una plaza, enseñan sin prestaciones y sin la seguridad de que en la quincena se les pague por su trabajo. Me cuentan mis fuentes en estas cloacas, que en docenas de casos no se les paga desde hace más de tres meses.

En cambio, la institución cierra y abre fideicomisos donde los alumnos pagan puntualmente cuotas que cada mes van en ascenso, pero esto no se ve reflejado en el pago a los trabajadores de dicha institución.

Y esto me hace pensar, si cada alumno paga por estas clases más de mil 200 pesos al mes y a la plantilla docente no se le ha pagado ¿existe también una red que se aprovecha de esos fideicomisos y que se jinetea el salario de las y los profesores? Es una pregunta que ojalá llegue a oídos del Presidente.

En el baúl. La conferencia mañanera se ha convertido en una especie de agencia de colocación. Preguntas que muchas veces ni siquiera suenan lógicas, pero suenan metálicas. Desde la trinchera del “periodismo” se cuestiona al Presidente “¿qué piensa de los bien evaluados que están un gobernador o gobernadora?, ¿qué le parece que ciertos programas de su gobierno se repliquen a nivel local aquí o allá? Más que reporteros que cuestionen al poder y consigan ser un contrapeso, a veces parece que quienes asisten son agentes de ventas. Afortunadamente, en la fuente presidencial aún hay muchas y muchos periodistas dignos de esta labor.