La papeleta del Presidente

DESDE LAS CLOACAS

El Duende
El DuendeLa Razón de México
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Histórica, la consulta popular tuvo su presentación oficial este domingo. El resultado de este ejercicio ciudadano, más allá del sí o el no a la posibilidad de llevar a juicio a políticos del pasado en México, será el que este lunes amanecemos con una forma de democracia como la visualiza una sola persona.

Es una definición de democracia a la medida de un solo hombre que no ve ni escucha a nadie. La metáfora de esta definición es la papeleta del Presidente. Que se quedó esperando en la mesa receptora donde le tocaba votar al inquilino de Palacio Nacional, se quedó esperando a que el mismo que pidió la consulta, el que la promovió desde los tiempos de campaña, acudiera a marcar “sí” o “no”.

Esa boleta se quedó ahí, esperando.

Así, el mecanismo de participación ciudadana más importante después de las propias elecciones empieza con el pie izquierdo, pero no por la institución organizadora, ni por los miles de ciudadanos que volvieron a las mesas de recepción para participar en la logística. Comprometidos con su país.

La consulta se convirtió en la burla del mandatario para todos los involucrados en su realización, pero también arroja un modo de democracia en la que el sistema de justicia establecido en el marco constitucional se reduce a dos posturas: “sí” o “no”.

Una democracia que redujo su costo de más de mil millones de pesos a 500 millones porque quien la propuso no pensó en lo que costaría, el poder que le dio luz verde también se hizo de la vista gorda y el poder que estructuró la pregunta también rehuyó de esa máxima de que, para blindar a la democracia de agentes externos, hay que garantizarle sus requerimientos presupuestales.

En esta idea de democracia con la que amanecemos hoy, está bien y hasta es avalada por el Ejecutivo, que el árbitro electoral esté bajo asedio, bajo acusaciones sin fundamento y golpeado por mentiras promovidas desde el partido en el gobierno, como que fue el propio INE el que modificó la fecha de la realización de la consulta o que no la promovió como se debía.

Esa es la democracia que le viene bien al mandatario. Una en la que un ejercicio como la consulta popular —que en países como Chile, Argentina o España ha marcado la ruta de su historia moderna— se vuelve un pretexto para golpear el proceso democracia que tanto le ha costado a nuestro país.

¿Qué pensarán las madres y padres de personas desaparecidas en sexenios anteriores? ¿Qué le dirían los colectivos de víctimas que veían en este ejercicio una oportunidad seria de conseguir justicia? Que esa forma de democracia de un solo nombre, que esa boleta que se quedó esperando, no sea la de los millones de mexicanos que sí queremos un mejor país.

En el baúl. No hay un día que no platique con algún amigo o amiga del sector salud. Los tengo muy cerca desde siempre, y más con la epidemia. Recientemente, no hay un día que no me cuenten que en un piso del hospital donde trabajan ya lo volvieron a convertir en “Piso Covid”, que de nuevo “hay compañeros contagiados”, que “ahora son los chicos los que están llenando las camas”. Ojalá que así como dice que se separará al poder político del poder económico, se separen las decisiones políticas de las decisiones de salud pública.

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.