El Duende

“Promesa de justicia”

DESDE LAS CLOACAS

El Duende*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Fue un 25 de mayo de 2018 en Iguala, Guerrero. Los familiares y abogados de los 43 jóvenes normalistas desaparecidos de la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, deambulaban por la alameda de la ciudad.

A un costado del parque, en el zócalo de Iguala, el mitin de un candidato presidencial estaba por iniciar; los invitados a acompañar al puntero en las encuestas en el templete, eran aspirantes al Senado y a diputaciones federales y locales. 

Los padres de los 43 no estaban invitados y ni siquiera contemplados. Bajo el sol abrazador del mediodía que en esa zona del país no deja bajar el termómetro de 35 grados, un reportero que cubría las actividades del tres veces candidato presidencial se percató de la presencia de los familiares.

Se acercó a ellos y les preguntó si participarían en el mitin, a lo que los padres de los normalistas y los representantes, entre ellos el abogado Vidulfo Rosales, le respondieron que no.

¿Sabe el candidato que están aquí? ¿Ya los vio?, les cuestionó el joven periodista. La respuesta de nuevo fue negativa.

Los padres de los normalistas se resguardaban del sol bajo los árboles y en su regazo portaban los ya famosos carteles con los rostros de sus hijos.

El reportero hizo una llamada al encargado de prensa del aspirante tabasqueño para preguntar si estaba al tanto de la presencia de los normalistas y si los recibirían. La respuesta no solo fue negativa, sino de sorpresa. No sabían que los familiares de los desaparecidos se apersonarían en el mitin.

Fue entonces que el equipo de campaña, a través del reportero, invitó a subir al templete a los padres y representantes de los normalistas. Se trataba, sin duda, de una buena oportunidad de sacar raja política de la tragedia ocurrida en ese sitio cuatro años antes.

Los familiares entraron a la zona del mitin, se les abrió paso y accesaron al templete por las vallas. Arriba, el candidato les dio el micrófono y dejó que, cara a cara, le expresaran su dolor e indignación por lo que el Estado les había hecho a sus hijos. Él no desaprovechó la oportunidad y entre otras cosas, prometió:

“No he participado con los de la mafia en el poder, no tengo nada que ver con el PRIAN (…) que haya justicia, en el caso de los jóvenes, de los hijos de ustedes desaparecidos aquí en Iguala, ya lo expresé y lo vuelvo a decir, se va a crear la comisión de la verdad… así es a veces la justicia, tarda, pero llega”.

El candidato puntero en las encuestas de aquel 2018 era Andrés Manuel López Obrador, prometió justicia, prometió colaboración con instancias internacionales para esclarecer el caso y prometió también que se fincarían responsabilidades para los funcionarios federales del sexenio de Enrique Peña Nieto involucrados en los hechos ocurridos en septiembre de 2014.

Han pasado seis años desde ese encuentro en Iguala. El candidato se convirtió en Presidente y no cumplió con todas esas promesas que hizo en presencia de los padres de los 43, por el contrario, les cerró las puertas de Palacio.

En el baúl. Algo está fallando en la logística de las campañas de aspirantes oficiales en la Ciudad de México. Es muy común ver eventos vacíos, con retrasos y desánimo. Me cuentan que las alertas se han encendido y que los equipos de campaña no descartan fuego amigo. Esto se va a poner bueno.

Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeee!