Y según “no son iguales”

DESDE LAS CLOACAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El idilio político entre el líder de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Poder Ejecutivo ya tiene a muchos dentro del Poder Judicial con cara de “¡Ya por favooooor!”.

Me cuentan que la administración del presidente de la Corte, Arturo Fernando Zaldívar Lelo de Larrea, se ha mimetizado tanto con la llamada 4T que a su equipo le queda muy bien esa frase de que no son iguales… son peores.

¿Que por qué lo digo? Una de las banderas para renovar y transformar el Poder Judicial fue la de terminar con el nepotismo que durante décadas fue el criterio de ascenso para jueces y magistrados. La carrera judicial estaba bien, pero estaba mejor ser hijo, hija, mamá, tío, sobrino o papá de alguien. Y cuando llegó Zaldívar dijo “esto se acabó”.

Pero nada más en las palabras. Dicen las voces al interior del Poder Judicial, que se cambió el nepotismo por una nueva corriente a la que le llaman “cuatismo”.

Esto debido a la cantidad de amigos y colaboradores de Zaldívar que llegaron con sueldos muy acorde a la inflación, o sea altísimos.

También prometió que se combatirían los excesos, pero en su círculo cercano –me cuentan mis fuentes en estas cloacas- no se desplazan si no es en camionetas blindadas y con sus respectivas escoltas.

Otra de las características del periodo Zaldívar es el discurso feminista. “El futuro de México será feminista o no será”, ha dicho en repetidas ocasiones el jurista. Discurso al fin, o cómo diría mi abuela Dondinéa: “Palabras van, palabras vienen, y en el viento se detienen”.

Y sí, al menos así ha sido para varias integrantes de su equipo cercanísimo, quienes, me dicen en los pasillos del Poder Judicial, ya son magistradas, pero sin haber sido juezas, como se supone debería ser en un mundo donde no hay “cuatismo”.

Eso sí, se ocultan y se callan las denuncias por hostigamiento contra compañeras en el Canal Justicia TV.

Una más, dijo que iba a combatir la corrupción. ¿Dónde he escuchado eso antes? ¿Dónde, dónde? Pero hace poquito tuvo que hacer un sospechoso movimiento y cambiar al Oficial Mayor del Consejo de la Judicatura Federal, Alejandro Ríos Camarena, para corregir irregularidades que ya investiga la Auditoría Superior de la Federación.

Al final no le encontraron nada, pero los fantasmas de las extorsiones y los contratos a sobreprecio, ahí quedaron, como una mancha en el “supuesto” combate a la corrupción en el Poder Judicial.

Y ni qué decir de la supuesta defensa férrea a la autonomía de las y los jueces, porque los rumores de que su mano derecha, Carlos Alpízar, no deja de darles línea y persiste en su intentona de querer pastorear a los jueces, cada vez suenan más.

Y la última. Qué iba a haber austeridad, y en el CJF nombran de última hora a secretarios ejecutivos y directores generales, para darles bonos y aguinaldos de ese nivel de despedida. Sin mencionar lo que ya hablamos en este mismo espacio, el Taller de Imagen Pública y Personal para que los interesados sepan qué tipo de ropa deben de tener en su armario. Diría un gran amigo: “¡Chulada de imagen!”.

Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeee!