El Duende

Zapotitlán

DESDE LAS CLOACAS

El Duende*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Están por cumplirse tres años del colapso de la Línea 12 del Metro. El 3 de mayo de 2021 murieron 27 personas y otras 80 resultaron heridas.

Como pasa en estos casos, las autoridades buscaron darle pronta vuelta a la página, entre otras cosas, con dinero, pero como también suele pasar, con poco dinero.

El colapso del paso elevado cercano a la estación Olivos fue el resultado de muchos factores, entre ellos, la mala planeación y materiales de muy baja calidad.

Y el miedo no ha desaparecido. Me cuentan trabajadores de esta línea que, aunque la estructura de la parte que se cayó, fue reforzada, hay zonas de la Línea 12 que se siguen reportando como inestables.

Esos trabajadores me hicieron saber que la estación Zapotitlán, muy cercana a la estación Olivos, es ahora el foco de atención de los ingenieros vigilantes de la línea 12.

Y no es sólo la estructura, me cuentan que los problemas de grietas en el subsuelo de esa zona de la capital elevan el nivel de riesgo. Hace sólo unos meses, previo a la apertura del tramo elevado, un socavón del tamaño de un torton se abrió en la avenida, muy cerca de la estación.

Es así que, a un par de meses de su reapertura, la llamada Línea Dorada, la primera construida por gobiernos de izquierda, se puede convertir en un dolor de cabeza.

Pero la cosa se mantendrá en silencio, cualquier alerta se manejará por debajo del agua pues cabe recordar que nos encontramos en año electoral y hasta la fecha del aniversario del desplome se manejará de la forma más silenciosa que se pueda. La Línea 12 es una piedrita en el zapato.

Ojalá que esas alertas que siguen existiendo sobre la estructura de la obra se mantengan así, como meras alertas que no cobren vidas ni lesionen a nadie.

En el baúl. Cero y van dos. La semana pasada magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación llamaron la atención de la Unidad Técnica de lo Contencioso del Instituto Nacional Electoral. El problema, por segunda ocasión, es la deficiente integración de carpetas que hacen llegar a la Sala Superior. Pero, en el fondo, a los magistrados les salta que los encargados de recibir las quejas contra partidos políticos, rechacen prácticamente todo lo que les llega, y especialmente si es contra el partido oficialista.