Gabriel Morales Sod

El aislamiento de Palestina

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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A pesar de que la causa palestina ha conseguido mantenerse en los titulares por décadas y las redes sociales han servido como un nuevo y útil instrumento para luchar contra la ocupación en los últimos diez años, los palestinos han perdido el interés y el apoyo de los gobiernos del mundo árabe. Esta semana, después de la visita del ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid, a Washington, comenzaron a correr rumores sobre la expansión de los Acuerdos de Abraham –que sentaron el marco para la normalización de las relaciones entre Marruecos, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Sudán con Israel—.

Incluso, se dice que Arabia Saudita, que por muchos años fuera un enemigo jurado de Israel, podría ser el siguiente en la lista. La normalización de las relaciones entre estos países e Israel son excelentes noticias para la región, pues augura una mayor integración económica y en temas ambientales y de seguridad, así como mayor estabilidad. Aunque la normalización se dio en el contexto de la rivalidad del mundo árabe sunita e Irán, en realidad el gran perdedor de los Acuerdos de Abraham han sido los palestinos.

A pesar de que el mundo árabe, hasta el acuerdo de paz entre Egipto e Israel en 1973, se opuso unánimemente a la creación de Israel y lideró cuatro guerras distintas para tratar de borrar a Israel del mapa, la causa palestina, más allá del discurso, es decir, en la realidad, nunca fue su prioridad. Para muestra, sobra ver las terribles condiciones de los campos de refugiados palestinos en el sur de Líbano y en Jordania, donde a lo largo de décadas han sido víctimas de violencia étnica. Sin embargo, en el contexto de la guerra fría, las potencias del medio oriente apoyaron la causa palestina, por lo menos en el papel. Esto habría de cambiar con la implosión de la Unión Soviética y la profundización de la dependencia de Egipto, Jordania y los países del golfo en Estados Unidos. Por años, estos países establecieron relaciones secretas con Israel y cooperaron con este país en temas de seguridad, y aun así, el apoyo de la calle árabe a la causa palestina no declinó y, por lo tanto, los líderes árabes decidieron mantener esta colaboración en secreto. El factor que cambió la balanza fue el ascenso de Irán en la región y la amenaza de un Teherán nuclear. Después de que la Primavera Árabe terminó en una contrarrevolución y en el fortalecimiento de liderazgos autoritarios, y con Irán cada vez más amenazante, los líderes árabes decidieron establecer públicamente relaciones con Israel. Por varios años se pensó que la normalización podría ser un buen incentivo para presionar a Israel en la mesa de las negociaciones; sin embargo, ahora queda claro que para los países árabes la solución al conflicto palestino es un tema secundario.