Gabriel Morales Sod

¿Biden versus Trump?

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La entrada oficial del presidente Biden a la contienda presidencial augura un nuevo enfrentamiento entre él y el expresidente republicano Donald Trump, quien, a pesar de enfrentar un juicio y varios procesos criminales en paralelo, se ha consagrado en las últimas semanas como el favorito a la nominación de su partido.

Después de la victoria de Biden en 2020, y del nefasto intento de golpe de Estado en el Capitolio, varios cantaron el fin de la era de Trump como líder del Partido Republicano; además, muchos predijeron que el presidente Biden, de 80 años, cedería las riendas del Partido Demócrata después de su mandato. Sin embargo, ambos líderes, hábiles políticos, han sabido superar la crítica y, a pesar de la edad, consagrarse como los favoritos de sus partidos de cara a la elección.

La prensa cantó el fin político de Biden en varias ocasiones desde que asumió la presidencia. Después de la salida fallida de Estados Unidos de Afganistán, su fracaso en el Congreso al tratar de pasar un ambicioso programa de seguridad social y combate al cambio climático y el inicio de la crisis inflacionaria, la popularidad de Biden cayó en picada. Biden, quien a diferencia de Obama no es un orador nato, ni particularmente carismático, es, sin embargo, el político más experimentado y uno de los legisladores más hábiles de las últimas décadas en Washington. En un año el presidente logró no solamente recuperar su fuerza política, sino consagrarse como el líder indisputable de su partido. De cara a la guerra en Ucrania, Biden, cuyo mayor fuerte es quizás su experiencia en el ámbito internacional, ha liderado de manera inesperada a una coalición unificada en contra de la invasión. En el ámbito interno, el presidente, con un Congreso prácticamente partido a la mitad, consiguió aprobar un paquete de leyes para poner a Estados Unidos en el camino de convertirse en una economía limpia y líder en la producción de microchips y, para sorpresa de todos, supo liderar a su partido en las elecciones internas, consiguiendo mantener el control del Senado y reduciendo pérdidas en la Cámara de Representantes. Sin embargo, más importante que sus logros es el hecho de que el presidente ha logrado unificar a las facciones de izquierda y centro de su partido, dándole lugar a todas las voces demócratas en la construcción de su agenda y entregándoles victorias políticas concretas.

El camino de Donald Trump a la nominación republicana será más largo. El expresidente no solamente se enfrenta a innumerables problemas legales, sino que después de liderar al partido a un mediocre desempeño en las elecciones de medio término, contiende con media decena de candidatos que pretenden también la candidatura presidencial. Su más importante rival, Ron DeSantis, actual gobernador de Florida, aparece, en papel, como el candidato perfecto para derrotarlo; se caracteriza por ser un ideólogo de extrema derecha que es mucho más disciplinado y joven que Trump. No obstante, Trump sigue demostrando que las reglas del juego son distintas para él. Aun después del ataque al Capitolio, Trump cuenta con el fervor de sus votantes más duros; y los republicanos en el momento en que él comience a ganar votos en las primarias rápidamente abandonarán a otros candidatos. Biden demostró ser el único candidato capaz de construir una coalición para detener a Trump, y Trump ha demostrado ser el único candidato capaz de prender a la base republicana. En política, la forma es menos importante que los resultados, y los demás líderes, de ambos partidos, no dudarán en ofrecer su apoyo a estos candidatos, que tacharon de incompetentes, si éstos les brindan un camino claro hacia el poder.