Gabriel Morales Sod

Los palestinos no irán a ningún lado

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. 
Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
 
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Éste ha sido un año particularmente violento en los territorios palestinos; se calcula que cientos han muerto en enfrentamientos con el ejército israelí en Cisjordania, además de que el terrorismo palestino ha dejado a más de dos decenas de muertos israelíes; los números más altos, para ambas partes, desde hace casi dos décadas. Esta semana, en un acto que no se había vivido desde hace seis años, dos coches bomba explotaron en Jerusalén, dejando un muerto y decenas de heridos.

Sin embargo, el escalamiento del conflicto no ha captado la atención de la prensa internacional. Desde la década de 1990, cuando se convirtió en el tema número uno de la agenda periodística internacional, el público ha ido perdiendo interés en un conflicto que, por donde se vea, parece imposible de resolverse. Conforme pasaron los años, los intentos por llegar a un acuerdo de paz acabaron, uno tras otro, con nuevas olas de terrorismo y la esperanza de llegar a una solución de dos estados para dos pueblos se fue difuminando. Conforme la violencia continuó, convirtiéndose en una constante, el público simplemente se resignó a la nueva realidad.

La transformación dentro de Israel ha sido profunda. Hace dos décadas, el público israelí apoyaba en su mayoría una solución de dos estados. El día de hoy sólo un sector reducido de la izquierda se atreve siquiera a hablar del tema. En paralelo, el país ha presenciado el ascenso de la derecha extrema, cuyo objetivo explícito es continuar la construcción de asentamientos y poner un final definitivo a la posibilidad de llegar a una solución que separe a ambos pueblos. Mientras la expansión colonial continúa, Israel ha logrado además conseguir ya varios acuerdos de paz con su vecinos árabes sunitas que, al igual que los israelíes, decidieron dejar el asunto palestino de lado. La derecha, que logró una contundente victoria electoral hace un par de semanas, nunca ha podido formular una visión distinta a la solución de dos estados y, más bien, se ha concentrado en una estrategia de colonización paulatina; para ellos la situación actual parece ideal: los israelíes no creen más en una solución pacífica al conflicto; Israel ha consolidado su estatus en la región con la nueva paz con el mundo sunita; y tanto la prensa como los líderes internacionales han perdido el interés en un proceso de paz que parece una quimera. En este ambiente, tienen el camino libre para avanzar su proyecto colonial.

Sin embargo, a pesar de que el mundo árabe sunita, la prensa y los líderes del mundo no tienen gran interés en el destino de los palestinos, y de que la nueva coalición en Israel tratará de extender su presencia en sus territorios, el día de hoy hay cinco millones de palestinos viviendo entre el mar Mediterráneo y el río Jordán. Cinco millones de personas que no irán a ninguna parte.

La vida de los israelíes y los palestinos, como resultado de la expansión colonial, se irá mimetizando aún más, hasta llegar a una realidad en donde la separación será imposible. Esa realidad de un solo Estado, en donde unos ciudadanos tendrán derechos, y otros no, parece el objetivo a largo plazo de la derecha israelí. Sin embargo, pensar que el mundo y millones de palestinos simplemente acatarán esta nueva realidad no es sino una ilusión; y así, mientras la derecha festeja la victoria, la lucha palestina se irá convirtiendo de una lucha por la soberanía nacional, en una lucha por derechos básicos, incluyendo el derecho al voto. Cuando millones de personas salgan a la calle a demandar el derecho ciudadano más básico, Israel se enfrentará a un gran dilema: dejar de ser un país democrático o transformarse en un Estado binacional.