Gabriel Morales Sod

Trumpismo sin Trump

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod
Gabriel Morales Sod
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La derrota de Trump es un hecho. Cada una de las demandas de su campaña, incluido el intento por forzar a la Suprema Corte a declarar inválida la elección en algunos estados, han terminado en fiasco. Esta semana, el líder del Senado, Mitch McConnell, felicitó al presidente electo, Joe Biden, señalando así el fin de la presidencia de Donald Trump. Sin importar estos hechos, entre 30 y el 40 por ciento de la población estadounidense aún cree que el ganador de la elección de noviembre fue Trump y que, por consiguiente, la victoria de Biden fue fraudulenta.

Cabe señalar que, según algunos expertos en encuestas, es probable que muchas de estas personas no crean en realidad que Trump ganó la elección, sino que, a la hora de contestar las encuestas lo que están expresando no son sus creencias sino sus deseos. No obstante, incluso si sólo 20 por ciento de la población estadounidense cree en esta teoría de la conspiración, estamos hablando de millones de ciudadanos que son leales al presidente. La pregunta de todos, particularmente en la derecha, es qué sucederá con esta fuerza política. A pesar de que en los próximos años Trump se enfrentará a un sinnúmero de problemas legales y financieros, el presidente, particularmente conociendo su personalidad, no irá a ningún lado. Sin importar si sus intenciones de competir por la presidencia en 2024 son serias, el simple hecho de declararse como posible candidato asegurará su influencia continua en el partido, impidiendo el surgimiento de una nueva estrella. Para los republicanos, en todos los niveles de gobierno, obtener el favor de Trump será esencial para mantenerse en el poder y ganar nuevas elecciones, dando al expresidente un poder que pocos exmandatarios en la historia del país han tenido.

Desde Ronald Reagan, ningún político ha sido tan influyente en definir el rumbo del Partido Republicano. Si antes de 2016, el partido estaba claramente dividido en corrientes políticas, hoy en día, es, sin lugar a dudas, el partido de Trump. Muchos analistas argumentan que un nuevo candidato de derecha con las ideas de Trump, pero más moderado en estilo, puede no solamente retomar la presidencia del país en algunos años, sino hacer lo que Trump fue incapaz de hacer por su incompetencia y dar un cambio radical a las políticas del país hacia la derecha. A mi parecer, estos analistas se equivocan. Si Trump logró ser tan popular es precisamente por su estilo y carisma, y no necesariamente por sus ideas, muchas de las cuales son difusas y contradictorias. A pesar de que, sin lugar a dudas, el presidente seguirá siendo la figura principal del partido, es difícil pensar que pueda haber trumpismo sin Trump.