Guillermo Hurtado

Habermas y Ucrania

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Jürgen Habermas tiene 92 años y es, seguramente, el filósofo europeo con mayor autoridad. A lo largo de su larga carrera académica, Habermas ha construido un sistema filosófico que se propone fundar en la razón, particularmente, en la razón ejercitada dentro del espacio público de una democracia deliberativa, tanto al derecho, como a la política y, a fin de cuentas, a la convivencia pacífica entre los seres humanos. Habermas pertenece a esa generación de alemanes ilustrados que decidieron nunca más volver a caer en los errores fatídicos que precipitaron la barbarie de la Segunda Guerra Mundial. Por esa razón, lo que el filósofo germano puede decirnos sobre el conflicto de Ucrania debe examinarse con suma atención.

El 29 de abril de 2022, Habermas publicó un artículo sobre el tema en el Süddeustche Zeitung que ha sido traducido al español y a otros idiomas. En ese escrito, Habermas plantea un dilema que deben afrontar los políticos europeos. Por una parte, no deben abandonar la defensa de la soberanía de Ucrania, pero, por la otra, no deben provocar una tercera guerra mundial, que, en este caso, podría convertirse en una guerra nuclear de consecuencias fatídicas para la humanidad.

Habermas llama a Occidente a ponderar con responsabilidad, con sensatez, con buen juicio, el dilema planteado. Lo que debemos evitar, a toda costa, es caer en las tentaciones del pensamiento simplista, que lo pone todo en blanco y negro, que busca soluciones fáciles y rápidas a los problemas complejos y difíciles. Esta advertencia es relevante no sólo por la gravedad de los hechos, sino por la manera en la que ese pensamiento simplista es alimentado por la grosera propaganda de los grupos políticos en los medios de comunicación y, además, por la mecánica perversa de las redes sociales que lo difunden, fomentan y contagian.

El filósofo alemán presta especial atención al simplismo principista de ciertos sectores de la sociedad europea, que creen que hay una especie de obligación moral de hacer todo lo posible para defender a Ucrania, llegando incluso al punto de entrar en una guerra total con Rusia. Cuando caemos en esta línea simplista de razonamiento nos deslizamos, casi de manera inadvertida, de la noble defensa de la libertad y de la democracia, a la convicción enloquecida de que la solución es lanzar un ataque nuclear preventivo en contra de Rusia.

Habermas enfatiza que no habría un ganador en una guerra nuclear, la derrota sería para la humanidad entera, incluso si no se provoca la extinción de la especie. El filósofo alemán se cuida, sin embargo, de aclarar que su advertencia no debe confundirse con un pacifismo a ultranza, lo que equivaldría a caer en otra línea simplista de razonamiento. Hay que marcarle una raya a la injustificada agresión rusa, claro está, pero hay que hacerlo con prudencia, con razonabilidad, con sentido de humanidad.