Guillermo Hurtado

¿Fue Maximiliano un villano?

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Esta pregunta se ha planteado en la historia de México en incontables ocasiones. Algunos afirman que sí lo fue, que fue un usurpador, incluso un asesino y que, por lo mismo, merece considerarse como uno de los villanos de nuestra historia. Otros opinan lo contrario, que Maximiliano fue un hombre bienintencionado, quizá algo ingenuo, pero que su ejecución en el Cerro de las Campanas fue cruel e injusta.

Planteo ahora la pregunta después de haber visto la primera temporada de una serie histórica llamada La emperatriz, que trata sobre la emperatriz Elizabeth, esposa del emperador austriaco Francisco José, también conocida como Sissi. La serie puede verse en una conocida plataforma internacional de películas.

La emperatriz (su título original es Die Keiserin) es una producción alemana dirigida por Katrin Gebbe, con Devrim Lignau en el papel de Elizabeth, Philip Frissant en el de Francisco José y Johannes Nussbaum en el de Maximiliano. La primera temporada consta de seis capítulos en los que se cuenta la historia del romance de Elizabeth y Francisco José, de su matrimonio inesperado y de las dificultades que enfrentó ella para adaptarse a la rígida corte vienesa.

Una de las subtramas de la serie es la pugna entre el emperador Francisco José y su hermano menor Maximiliano, diez años antes de que éste aceptara la corona de México. En La emperatriz se pinta al joven Maximiliano como un hombre ambicioso, superficial, voluble, libertino, mujeriego, traicionero y conspirador. Si Francisco José es el amable héroe de la serie, Maximiliano es el odioso antihéroe. En la serie, Maximiliano quiere arrebatarle el trono a su hermano y conspira con el ejército y la Iglesia católica para ese fin. Además, quiere quitarle a Elizabeth, de quien está enamorado. Para lograr ambos objetivos, Maximiliano hace todo tipo de trucos y engaños. No cuento más para que los espectadores de la serie no sientan que les he arruinado la intriga.

Cuando vi la serie no pude dejar de sentirme algo ofendido, a pesar de que nunca he sido un defensor de Maximiliano, ni, mucho menos, uno de sus admiradores. Lo que cruzaba por mi cabeza era que ése no era el Maximiliano del que me habían enseñado en mis clases de historia de México. Hasta la historia más juarista, más liberal, más nacionalista le ha dado a Maximiliano cierta dignidad moral que concuerda con su noble cuna. Incluso, la leyenda de la india bonita, la de aquella muchacha de Cuernavaca que fue amante del emperador, se ha pintado con un inocente tono romántico.

Lo que sí explicaría la serie de televisión es la razón oculta por la cual su madre, la Archiduquesa Sofía, le prohibió que abdicara y volviera a Europa. La presencia de Maximiliano en Europa era un peligro y era preferible que Maximiliano muriera en México a que volviera a Viena.