Guillermo Hurtado

Pedagogía e ideología de la Nueva escuela mexicana

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Si algo mostró la filosofía del siglo XX es que toda pedagogía supone una ideología política y que toda ideología política supone una pedagogía.

La Nueva Escuela Mexicana es, antes que nada, una propuesta revolucionaria en el campo de la pedagogía. Su propósito es transformar el sentido y las formas de la educación pública nacional, lo que requiere construir una escuela nueva, un maestro nuevo, un alumno nuevo e, incluso, un padre y una madre de familia nuevos. Las relaciones entre todos estos agentes serán distintas a las que tenemos hoy en día. Se trata, por lo mismo, de la reforma pedagógica más profunda que ha tenido México en más de un siglo.   

¿En qué consiste esa nueva pedagogía? ¿Cómo llamarla? El proyecto de la Nueva Escuela Mexicana adopta ideas y métodos de varias escuelas pedagógicas, aunque quizá la inspiración más visible sea la de la “pedagogía crítica”, desarrollada por autores como Paulo Freire, Henry Giroux y Peter McLaren

¿En qué consiste esa nueva pedagogía? ¿Cómo llamarla? El proyecto de la Nueva Escuela Mexicana adopta ideas y métodos de varias escuelas pedagógicas, aunque quizá la inspiración más visible sea la de la “pedagogía crítica”, desarrollada por autores como Paulo Freire, Henry Giroux y Peter McLaren.

La pedagogía crítica tiene una base ideológica que se opone frontalmente al capitalismo global, el neoliberalismo y el colonialismo. Sin embargo, hay que señalar que la Nueva escuela mexicana desarrolla planteamientos didácticos que no suponen necesariamente aquella ideología política. Por ejemplo, la eliminación de las asignaturas tradicionales que formula el nuevo modelo ya opera en escuelas públicas de Finlandia y se sustenta en una doctrina constructivista conocida como “enseñanza basada en fenómenos”. Otro ejemplo es su tratamiento del tema de la evaluación, que adopta una posición más formativa que punitiva y más evaluativa que cuantitativa, que también ha sido defendida por otras escuelas pedagógicas.

Niños toman clases en una escuela de la CDMX, el pasado 23 de mayo.
Niños toman clases en una escuela de la CDMX, el pasado 23 de mayo.Foto: Cuartoscuro

¿Cuál es la ideología política de la Nueva Escuela Mexicana? Lo primero que habría que aclarar para evitar confusiones es que no es el viejo socialismo que se añadió al artículo 3º constitucional durante el gobierno de Abelardo Rodríguez y se eliminó en el sexenio de Ávila Camacho.

La ideología política de la Nueva Escuela Mexicana no se desprende del texto del artículo tercero, sino que va más allá para definir la orientación de la educación de acuerdo con un conjunto de ideas —no sé si puede llamársele “ideología” en sentido estricto– que han sido defendidas dentro de ciertos sectores del régimen de la Cuarta Transformación pero que –y esto es muy importante— no siempre coinciden con el discurso del presidente López Obrador, sino que adoptan otras posiciones en las que él no insiste, como, por ejemplo, la crítica de la idea del México mestizo, e incluso multicultural, en favor de una concepción intercultural de la nación, y la crítica del patriarcado en favor de una concepción que se opone a todo tipo de desigualdad, violencia y discriminación de niñas y jóvenes, y, además, de cualquier tipo de identidad de género.

Se puede decir que de todas las reformas que ha realizado o ha pretendido realizar el gobierno actual, la de mayor alcance, la más ambiciosa, es, precisamente, la Reforma Educativa. Más allá de los resultados electorales, el triunfo o de la derrota de la llamada Cuarta Transformación, entendida como una “renovación de las conciencias”, se dirimirá en el éxito o el fracaso del modelo educativo propuesto

Esta cuasi-ideología se expresa —no siempre de manera explícita— en diversas partes del “Marco curricular y Plan de estudios de la Educación Pública Mexicana” y consiste, como era de esperarse, en un rechazo de todas las dimensiones individuales, sociales, económicas y políticas del neoliberalismo.

Como toda revolución que se precie de serlo, la Cuarta transformación estaba obligada a ofrecer un modelo educativo totalmente diferente al del régimen anterior. La Nueva Escuela Mexicana no sólo se propone crear un nuevo sistema educativo, sino una nueva sociedad, fundada en un nuevo ser humano. Por eso mismo, se puede decir que de todas las reformas que ha realizado o ha pretendido realizar el gobierno actual, la de mayor alcance, la más ambiciosa, es, precisamente, la Reforma Educativa. Más allá de los resultados electorales, el triunfo o de la derrota de la llamada Cuarta Transformación, entendida como una “renovación de las conciencias”, se dirimirá en el éxito o el fracaso del modelo educativo propuesto.

Uno de los ejes articuladores de la “Nueva Escuela Mexicana” es el pensamiento crítico: la capacidad del alumno para interrogar de manera racional a su realidad y oponerse a la injusticia que se encuentre en ella. Quizá éste sea el elemento más importante del nuevo plan desde una perspectiva política. Estoy convencido de que en el desarrollo del pensamiento crítico dentro del salón de clases se definirá si la Nueva escuela mexicana formará los sujetos libres y conscientes que requiere una democracia genuina o los sujetos domesticados y dependientes de un régimen autoritario.