Guillermo Hurtado

Populismo vs. partidocracia

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado
Guillermo Hurtado
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Ya están definidos los participantes del espectáculo político de 2021. En esta esquina, luchará el populismo encabezado por el Presidente López Obrador y respaldado por su partido Morena y otros aliados; y en la otra esquina, luchará la partidocracia sin cabeza, con tres fajadores viejos, pero experimentados, el PRI, el PAN y el PRD.

El populismo nos dirá que la partidocracia quiere quitarle al pueblo todo lo que ha ganado en estos dos años, volver al pasado y recobrar los privilegios perdidos. La partidocracia nos dirá que el populismo ha sido un desastre político, económico y social, que pretende implantar una dictadura y destruir todo lo que habíamos construido antes.

¿Dónde están la izquierda y la derecha en esta pelea? No están en ningún lado. Los luchadores de hoy ya no usan las máscaras blancas y rojas del siglo anterior. Ahora el disfraz es otro, aunque, a veces, casi por nostalgia, se sigue recordando el anterior. La lucha ahora es por el poder, el color de la insignia es lo de menos.

¿Quién es el bueno y quien es el malo en esta contienda? Como es tradición, cada luchador se presenta como el bueno y acusa al oponente de ser el malo. El público se divide, la pelea sale del ring y llega a las butacas. Se arma una escandalera en el auditorio. Las familias se dividen, ya no es posible reunirse para comer en santa paz con los hermanos y los primos. La polarización alcanza todos los rincones de la sociedad. Los pocos que intentan permanecer neutrales quedan mal con tirios y troyanos. Por cautela, mejor callan y se despiden temprano.

No hay buenos ni malos en este espectáculo: lo que hay es un proceso político en el que los participantes cumplen con un rol definido por el sistema. La partidocracia y el populismo son dos caras de una misma criatura monstruosa. ¿Quién es ella? ¿Cuál es su nombre?

¿Acaso es el poder? ¿Ese depredador que ha ido cambiando de apariencia desde los tiempos más remotos de la historia? ¿El mismo poder que ha tomado las formas de la monarquía, la tiranía y la república? Quienes piensan así no se acongojan por el presente, pero tampoco cultivan ningún tipo de esperanza de que las cosas estarán mejor en el futuro.

Yo no puedo ser tan pesimista. El monstruo no es el poder, es la manera en la que hemos regulado el poder. Lo que hoy llamamos “democracia” quizá sea el mejor modelo político con el que contamos, pero eso no significa, de ninguna manera, que debamos conformarnos con sus vicios. Otra democracia tiene que ser posible si queremos seguir creyendo en el futuro de la humanidad. Otra democracia que vaya más allá de la dicotomía entre el populismo y la partidocracia. Una democracia de verdad, no este espectáculo grotesco.