Uranga en Alemania

TEATRO DE SOMBRAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La historia de la filosofía mexicana se ha ocupado poco de recuperar materiales inéditos. En años recientes se ha comenzado a reparar esta falta y se le presta más atención a los documentos de archivo, como borradores, cartas y diarios. El mejor ejemplo con el que contamos a la fecha de este tipo de trabajo es la estupenda antología editada por Adolfo Castañón, Emilio Uranga, Años de Alemania (1952-1956), coeditado por la UNAM, el Gobierno de Guanajuato, la Secretaría de Cultura de Guanajuato, Ediciones La Rana y la Editorial Bonilla y Artigas. El texto se completó hace varios años, pero por diversos inconvenientes, apenas pudo salir de la imprenta a finales de 2022.

Emilio Uranga, en una foto de archivo.
Emilio Uranga, en una foto de archivo.Foto: Especial

Años de Alemania es un volumen grueso, tiene 707 páginas, pero ninguna de ellas está de más: cada una ofrece un descubrimiento para los interesados en la historia de la cultura mexicana. No podemos escatimarle agradecimientos a Castañón por haberse empeñado —contra viento y marea— en editar este libro, que abre todo un camino en el estudio riguroso de nuestra filosofía. Sin ningún tipo de apoyo institucional, sin recibir ningún emolumento, Castañón nos ha regalado este volumen que consolida el lugar principalísimo de Emilio Uranga en la historia de nuestro pensamiento.  

El interés en la obra de Uranga ha ido creciendo con los años, después de que casi fue expulsado de nuestra memoria por razones injustas. Ahora contamos con estudios muy sólidos en los que se destaca la profundidad de su pensamiento. En México y en otros países, los especialistas más jóvenes han redescubierto el valor perdurable de las reflexiones de Uranga.  

Años de Alemania tiene dos platos fuertes: el diario personal que escribió Uranga mientras vivió en Alemania entre 1953 y 1956 y las cartas que le escribió a su amigo Luis Villoro en ese mismo lapso.  

El diario fue donado por Cecilia Uranga a la biblioteca del Instituto de Investigaciones, en donde se resguarda un archivo del filósofo. La primera dificultad con la que se encontraba cualquier interesado en leerlo era descifrar la impenetrable letra de Uranga. José Manuel Cuellar, destacado especialista en la obra de Uranga, se hizo a la tarea heroica de transcribirlo. En Años de Alemania aparece su transcripción junto con numerosas notas al pie que ofrecen al lector los datos relevantes para entender su contexto. Encontramos en estas páginas al Uranga más íntimo que nos comparte, sin que pudiera saberlo de antemano, sus anhelos más sinceros, sus opiniones más guardadas y también sus miedos más hondos.  

 No le fue fácil a Uranga adaptarse a la cruda Alemania de la posguerra. Aunque asistía como oyente a algunas clases, pasaba la mayor parte del tiempo solo, leyendo periódicos o estudiando por su cuenta lo que a él le parecía interesante. Uranga extrañaba la vida intelectual de la ciudad de México que había sido el fermento del Grupo Hiperión. Esto explica que intentara mantenerse en diálogo constante con algunos de sus amigos de México.  

 El segundo plato fuerte de Años de Alemania son una serie de cartas que Uranga escribió a Luis Villoro desde Europa. En esas cartas, como era de esperarse, Uranga le comenta asuntos personales, le pide favores, le hace reclamos, pero lo que las hace especiales es que durante varias semanas seguidas, Uranga le cuenta y comenta de manera casi obsesiva sus lecturas sobre la obra de Goethe. Si extrajéramos sus comentarios al respecto, podríamos compilar un ensayo sobre Goethe que ocuparía un sitio importante en la historia de nuestra cultura, sobre todo porque nos muestran a un Uranga con todos los talentos del mejor crítico literario. No es casualidad que su interés en Goethe estuviera motivado por su lectura del libro de Alfonso Reyes sobre Goethe que había sido publicado en 1954. Estas cartas fueron entregadas por Juan Villoro a Adolfo Castañón y él se encargó de editarlas y comentarlas con el rigor que lo caracteriza.  

 Años de Alemania contiene otros materiales interesantes que escribió Uranga en aquellos años, como varios artículos y conferencias, e incluye sus cartas a Alfonso Reyes, José Gaos y Alejandro Rossi. Adolfo Castañón nos ha regalado un libro que puede leerse como una novela, pero que no es una ficción, sino el testimonio verídico de un momento de esplendor de la cultura mexicana.