Aumenta presión oficial a los antivacunas

DESDE EUROPA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La deportación del tenista serbio Novak Djokovic a decisión del gobierno de Australia por no estar vacunado contra el Covid-19, abre un nuevo debate ante la notable presión de gobiernos para obligar a las personas antivacunas a inmunizarse y tratar de frenar al virus que ha cambiado al mundo entero.

Después de 11 días del drama que vivió Djokovic en Melbourne, el tenista serbio salió de Australia ayer en la noche y se quedó sin la posibilidad de defender su campeonato en el abierto de tenis que inicia hoy. La cancelación del visado y expulsión de Novak Djokovic de Australia se realizó “por motivos de salud, seguridad y mantenimiento del orden”, según informó el primer ministro Scott Morrison. Más allá de la discusión si fue o no exagerada la decisión del tribunal australiano, Djokovic se enfrentó a uno de los países con restricciones más duras en contra de los no vacunados y, sobre todo, atrajo la mirada de los medios a una postura cada vez más estricta en contra de las personas que han decidido no vacunarse contra la Covid-19.

Australia no es el único país que, por medio de restricciones e impedimentos de movilidad, presiona a sus ciudadanos para que tomen la decisión de inmunizarse. En Europa son varios los países que han tomado medidas restrictivas para obligar la vacunación. Uno de ellos es Francia, que no permite la entrada a lugares de esparcimiento a los ciudadanos que no muestren el certificado sanitario que demuestre que están vacunados. En palabras de presidente francés Emmanuel Macron quien dijo que tiene “muchas ganas de joder” a quien aún no cuenta con la vacuna en territorio francés, lo que desató una gran polémica en el país. El gobierno francés busca implementar un pasaporte sanitario para que los ciudadanos mayores de 12 años que cuenten con este documento sean los únicos que puedan ir a restaurantes, museos, gimnasios, bares, cines y algunos transportes públicos, una medida que seguramente fastidiará a muchos antivacunas en Francia.

Austria es otro de los países en Europa que ha tomado medidas extraordinarias para presionar a los no vacunados. A partir de mediados de marzo, el gobierno austriaco planea multar con 600 euros (alrededor de 13,900 pesos, según el tipo de cambio actual) a las personas que no cuenten con la ansiada vacuna. Esta sanción se implementará a raíz de que el gobierno austriaco determinó que a partir del 1 de febrero se aplicará la vacuna contra el coronavirus de manera obligatoria a todos los ciudadanos mayores de 18 años de aquel país.

Hay otro país en Europa, Italia, que sufrió mucho durante la primera ola de contagios y es, al día de hoy, uno de los más decididos a presionar a los antivacunas con medidas sumamente restrictivas. Las personas que no cuentan con la vacuna no pueden ir a trabajar, salir a un restaurante ni tomar el transporte público. Prácticamente les han cerrado cualquier posibilidad de interacción social. Curiosamente, ante esta situación, los casi 6 millones de ciudadanos que han decidido no vacunarse en Italia han formado grupos en Internet y sobre todo en redes sociales para movilizarse y escapar de estas medidas sanitarias obligatorias.

Que un gobierno quiera obligar a la gente a seguir las normas sanitarias para unos puede parecer excesivo y para otros necesario. Lo que es una realidad es que la desigualdad para acceder a las vacunas es un problema que no se va a resolver solo y mientras existan países pobres que no puedan acceder a las vacunas necesarias para inmunizar a su población, la presencia del virus y las mutaciones del mismo seguirían presentes, lo que hace difícil la esperada vuelta a la “normalidad” que tanto ansiamos en México, Europa y todo el mundo.