“Black Lives Matter” se vuelve mundial

DESDE EUROPA

HECTOR BADILLO
HECTOR BADILLO
Por:
  • Hector Badillo

La indignación social por la muerte del estadounidense George Floyd, padre de familia afroamericano de 46 años, a manos de la policía de Minneapolis, ha sacado a las calles a cientos de miles de manifestantes en diferentes partes del mundo que reprochan el abuso de los cuerpos policiales y, sobre todo, el desprecio y el racismo.

México, Reino Unido, España, Alemania, Italia, Francia y Australia son algunos de los muchos países que se unieron a las manifestaciones de Estados Unidos contra el racismo tras la muerte de Floyd. Evento desgarrador que quedó grabado en un video de teléfono y que dio pie al movimiento Black Lives Matter, que saltó de las redes sociales al mundo exterior y cada día suma más manifestantes a pesar de las medidas de distanciamiento que aún se deben mantener en muchas partes del planeta.

Este movimiento contra el racismo demuestra claramente un cambio de mentalidad en las nuevas generaciones. Es importante considerar lo que lo detonó, al punto de volverse mundial gracias a las redes sociales, como muchos otros antes y los que vendrán después.

El racismo lleva siglos y a pesar de lo denigrante que es, hay personas que creen ser superiores por su color de piel. Es un mal social heredado por generaciones y no sólo es un conflicto entre gente blanca contra afroamericanos. Por ejemplo también existe un fuerte racismo en contra de los latinoamericanos o cómo creció el desprecio hacia los asiáticos por ser China el país donde brotó el virus que nos tiene actualmente en cautiverio.

Por otro lado, el abuso de las autoridades tampoco es algo reciente, inclusive algunos de los agentes involucrados en el asesinato de Geroge Floyd ya contaban con denuncias anteriores por el uso excesivo de la fuerza, especialmente con las llamadas minorías.

Entonces, ¿qué fue lo que detonó este movimiento? Será la crudeza del material grabado que muestra la frialdad con la que al menos tres agentes someten hasta dejar sin aliento al padre de la pequeña Gianna Floyd, de 6 años de edad; será la figura de Donald Trump, quien no pierde oportunidad para menospreciar a las minorías y lanzar expresiones racistas; será el hartazgo de las nuevas generaciones que ven cómo su futuro se ve amenazado cada vez más por la inconsciencia de sus padres y abuelos.

Tal vez sea un poco de todo y la hija de George Floyd tenga razón cuando dice que su papá cambió al mundo. La gran mayoría de los países que se manifestaron en esta avalancha de apoyo a Floyd, por supuesto los mexicanos incluidos, son sociedades que sufren el racismo en carne propia y el primer paso para cambiar este acto de desprecio es aceptarlo, reconocer que hay racismo en las escuelas, en los lugares de trabajo, en las calles.

El racismo empieza en la casa y aprendemos esos hábitos de desprecio a partir de lo que vemos en nuestros hogares. Cuando entendamos que todos somos iguales sin importar el color de piel, el nivel socioeconómico o cualquier otro factor externo, podremos decir que hemos acabado con el racismo, el clasismo y cualquier otra prejuicio que sirve para discriminar a otra persona.