Sin mejoras el sistema de salud en el mundo

DESDE EUROPA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Tras tres años de una pandemia que cambió al mundo, sigue habiendo una deuda pendiente de muchos gobiernos para asegurar el bienestar de la sociedad con sistemas de salud sólidos, que se preocupen más por el bien común y que procuren a los trabajadores del sector salud que con valentía y determinación enfrentaron al virus del SARS-CoV-2.

Parece que poco aprendimos después de la pandemia que nos cambió la vida, pues al día de hoy siguen los problemas para cuidar la salud de las habitantes; falta un sistema que sea eficiente en la mayoría de los países y que se entienda que no se debe lucrar con el bienestar de las personas, pues cuidar su salud es una responsabilidad de los gobernantes en turno y es un derecho humano la atención médica que debe prevalecer sobre los negocios de laboratorios, farmacéuticas y hospitales privados que sólo lucran con la vida.

Ninguna nación estuvo preparada para enfrentar esta pandemia que aún tiene rezagos, e incluso países con niveles económicos y de bienestar muy superiores a los de América Latina. Por ejemplo, en Europa, países como España e Italia se enfrentaron al colapso de sus sistemas de salud ante un enemigo invisible que cambió las reglas del juego.

En el caso de España y a pesar de que tuvieron una lucha incansable contra el virus de la Covid-19, se sigue atentando en contra del sistema sanitario y hay marchas multitudinarias de trabajadores de la salud y pacientes que se quejan del servicio y el olvido de los trabajadores. Las citas para visitar a los especialistas son escasas y tardías, y los trabajadores de la salud se quejan del exceso de trabajo.

Éste es el negro panorama de recortes y malas administraciones de gobiernos en Europa, en donde se padecieron las primeras oleadas del virus con consecuencias catastróficas por el número de muertes. Y otro ejemplo de esto fue en Países Bajos, una de las naciones mejor acomodadas económicamente, en donde es necesario contratar un seguro médico privado a falta de una seguridad pública que brinde bienestar a sus habitantes.

Eso pasa en Europa y también en Estados Unidos, en donde se ha privatizado gran parte del sistema de salud generando un negocio multimillonario y en el caso específico de Puerto Rico, Estado Libre Asociado de EU, hacen falta especialistas y las listas de espera para la atención médica son interminables, mientras que la población se queja sin que alguien les resuelva.

Si esto pasa en países ricos, podemos imaginar el atraso que enfrentan los sistemas de salud en Latinoamérica, en donde la corrupción es compartida en muchas naciones del continente, ocasionando mayor pobreza y desigualdad, problemas cotidianos en nuestras sociedades latinas.

Si la pandemia debió servir para aprender algo, es abrir los ojos de gobiernos y burócratas para mejorar los sistemas de salud en sus países y aumentar la gratuidad del servicio médico que garantice una mayor atención y prevención de las enfermedades y, en su caso, próximas pandemias.