Hector Badillo

Migración, una alternativa ante el envejecimiento en Europa

DESDE EUROPA

Hector Badillo*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Hector Badillo
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Desde Bruselas se advierte del rápido envejecimiento de la población en Europa que pone en riesgo la competitividad del continente, acelera la escasez de mano de obra y es partícipe activa en el aumento de la desigualdad social.

El informe sobre el cambio demográfico de la Comisión Europea precisa que en esta región del mundo se envejece rápidamente y la población laboralmente activa está disminuyendo. Esto representa una problemática que lleva arrastrando el continente desde hace tiempo y la Unión Europea debe prepararse para afrontar las consecuencias y retos que trae este fenómeno social.

La UE estima que 30 por ciento de la población europea superará los 65 años en 2050. Este desafío demográfico podría afectar el peso económico global del continente y es por ello que se sigue muy de cerca esta situación para tratar de solucionarla.

La pirámide demográfica va a cambiar en los próximos años afectando directamente el mercado laboral y las tasas de crecimiento, productividad e innovación, lo que implica una menor competitividad frente a otras economías mundiales.

Cada nación de Europa tiene que lidiar con problemas demográficos distintos. Por ejemplo, en España se tiene registro de un descenso importante de la población, sobre todo en zonas rurales, a diferencia de las grandes urbes. Italia y Grecia enfrentan un descenso de natalidad preocupante, causando que la población envejezca cada vez más. En Croacia se presenta la llamada fuga de cerebros ante la falta de oportunidades laborales para los recién egresados. Irónicamente vivimos en una época en la que los jóvenes están mejor preparados académicamente, pero hay menos espacio en el campo laboral.

Esta falta de oportunidades laborales para la gente joven afecta directamente la vida en familia. Los europeos están dejando de tener hijos y así lo demuestra la baja tasa de natalidad, que se une a una mayor longevidad, dando como resultado de un punto máximo de población para 2026 y que, a partir de ahí, ira disminuyendo gradualmente, según el informe de Bruselas.

La Comisión estima que la población en edad laboral caerá hasta en 57.4 millones y la tasa de dependencia de personas mayores aumentará de 33 a 60 por ciento.

Ante este panorama, los investigadores de la Comisión Europea piden a sus gobiernos que eliminen las diferencias salariales entre hombres y mujeres, ofrezcan ventajas laborales a padres y madres de familia y reduzcan los costes del cuidado de los hijos, así como fomentar el trabajo de calidad entre los jóvenes.

Otro punto importante que sería clave en este esfuerzo por contrarrestar el envejecimiento de la población es crear programas de migración legal para cubrir las vacantes de empleo que están disponibles en zonas donde no hay mano de obra y poblar los territorios que se han quedado sin familias que activen la economía.

Ahora Europa necesitará de los migrantes que se han convertido en una “molestia” para los votantes de ultraderecha. Las prioridades cambian.