Horacio Vives Segl

75 aniversario de la ONU y el plebiscito constitucional en Chile

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl
Horacio Vives Segl
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Me refiero a dos temas de relevancia de los últimos días: el 75º aniversario de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (24 de octubre) y la aprobación ciudadana para la elaboración de una nueva constitución en Chile (25 de octubre).

Balance de la ONU. Suele fácilmente criticarse el desempeño de la ONU y atacarla como institución anacrónica. En un mundo convulso, plagado de preocupaciones globales como el terrorismo, las migraciones forzadas y la persistencia de conflictos bélicos, graves problemas de pobreza y desigualdad, entre otros, los críticos siempre encuentran argumentos. Sin embargo, incluso con ese déficit de expectativas, suele no apreciarse lo mucho que sí ha hecho adecuadamente. Si bien es cierto que se han presentado, en estos 75 años, guerras que la ONU fue incapaz de evitar (Corea, Medio Oriente, India-Pakistán, Vietnam, Irán-Irak, Afganistán, ex Yugoslavia, Irak y Siria, entre otras), no hay que perder de vista que, de entrada, se evitó la repetición de un holocausto bélico de las proporciones de las dos guerras mundiales que le dieron origen; pero, además, los datos históricos indican que los últimos 75 años han sido en todo el mundo, sin ninguna duda, la época más pacífica desde que se tiene registro.

Por otro lado, la ONU ha sido un actor fundamental para impulsar los procesos de descolonización, fomentar prácticas democráticas en el mundo, propiciar el desarrollo, auspiciar mejoras en alimentación y salud e impulsar los derechos humanos, las libertades individuales y la equidad de género.

Ciertamente, este aniversario es oportuno para reflexionar sobre sus aportaciones y desafíos. En un mundo en el que —venturosamente— ya no es posible que ninguna potencia asuma un papel hegemónico, el multilateralismo seguirá siendo indispensable e insustituible, justamente, para resolver problemas que requieran de atención global.

Nueva constitución en puerta. Coincidentemente con el primer año del ciclo de violentas protestas sociales, el domingo una amplia mayoría ciudadana decidió el “apruebo” sobre el “rechazo” para dar a Chile una ruta para crear una nueva constitución que erradique todo vestigio de enclaves autoritarios heredados de la actual Constitución pinochetista, vigente desde 1980.

En una toma de oxígeno para la crisis social y política que el gobierno de Sebastián Piñera no ha logrado contener, Chile parece encontrar una ruta que puede amortiguar la profunda polarización y encono que divide al país, abriendo la posibilidad de un respaldo popular para la redacción y eventual sanción de la futura constitución. Ahora sigue un largo proceso de, al menos, dos años, en el que en abril de 2021 se elegirá a una convención constituyente, integrada por 155 miembros, con representación paritaria de género y la inclusión de pueblos originarios (fue rechazada la participación de los congresistas en funciones). Se instalará en mayo de 2021 y tendrá entre 9 meses y un año para redactar la nueva constitución, que deberá ser sometida a aprobación ciudadana, a través de otro plebiscito, en este caso, de ratificación. Ojalá se imponga la “buena política”, la de los acuerdos, los consensos y las decisiones libres, para dar una solución más estable a los complejos problemas que Chile ha experimentado en tiempos recientes.