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Cambios importantes en el mercado laboral

NUEVOS HORIZONTES

IRALTUS *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Por Leonor Fernández del Busto González

Desde antes de la irrupción de la pandemia ya se percibían cambios acelerados e implacables en el mercado laboral, con una fuerte orientación hacia la transformación digital; sin embargo, el Covid-19 llegó a cambiar lo poco que parecía relativamente predecible al extraernos de la cotidianeidad de nuestro propio espacio de trabajo.

Un año antes, McKinsey & Co había evaluado las 25 habilidades fundamentales requeridas en ese momento en los sectores de banca y seguros, energía y minería, salud, manufacturas y venta al menudeo, con el objetivo de estimar cómo se podría desplazar la demanda de estas habilidades durante los años subsecuentes. El proceso de automatización iba tomando cada vez más espacios, por lo que no resultó sorprendente que el cambio más importante en el mercado laboral se presentaría en términos de requerimiento de capacidades tecnológicas para el 2030.

Sin embargo, esta transformación que se perfilaba en función de las capacidades tecnológicas, se vió modificada a partir de la pandemia. Las nuevas condiciones de trabajo radicalizaron las expectativas y posicionaron a las habilidades “suaves”, es decir, a las habilidades sociales y emocionales, en un lugar tan importante como las capacidades tecnológicas.

Pero el posicionamiento de estas habilidades no ha sido el único cambio importante que se ha dado; la velocidad del cambio también ha generado nuevos retos. Como menciona April Rinne, “el ritmo del cambio nunca ha sido tan rápido como lo es hoy y, sin embargo, es probable que nunca vuelva a ser tan lento”.

Gráfico
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Cada uno de nosotros hemos sido testigos de este ritmo acelerado de cambio y considerando lo que podría venir hacia adelante, se hace indispensable replantear nuestra interacción con el cambio. El momento exige el desarrollo de nuevas habilidades para la vida diaria que nos permitan competir y posicionarnos en el mercado laboral.

Si el agregar valor a sistemas automatizados o a máquinas inteligentes ya implicaba un reto importante, la pandemia vino a complicarlo más al exigirnos operar en un ambiente digital en un periodo de tiempo muy corto, así como desarrollar habilidades de adaptación continua a nuevas ocupaciones y formas de trabajo.

Este mundo de cambio acelerado y permanente, en el que se podría decir que para muchos grupos de personas existe un acceso “ilimitado” al conocimiento, demanda el desarrollo de habilidades y actitudes específicas no solo en el área cognitiva, sino también en el área digital, interpersonal y de autoliderazgo o autogestión; demanda una fuerza laboral con características que permitan alcanzar los objetivos de crecimiento de mediano y largo plazo.

El reto es enorme, aunque la crisis generada por Covid-19 nos demostró que tanto las empresas como los trabajadores tenemos una capacidad de reacción y adaptación mucho mayor a la que hubiéramos creído. Seguramente las instituciones universitarias replantearán sus programas de estudio con una orientación a fortalecer habilidades suaves, quienes ya formamos parte de la fuerza de trabajo necesitamos actuar de inmediato y autogestionar nuestro desarrollo para satisfacer las nuevas demandas del mercado laboral.