El antisemitismo

El pasado 10 de diciembre se cumplieron 75 años de aquel 1948, en donde se adoptó por Naciones Unidas los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y hoy más que nunca sobran razones para resaltar el contexto en el que surge la Declaración y contrastar ese contexto con los discursos de odio que han resurgido en contra de la comunidad judía de México y de varias partes del mundo, a partir del conflicto entre Israel y Palestina.

Una cosa es una posición política ante la guerra y la otra es lo que se puede leer en redes sociales, así como las manifestaciones y marchas antisemitas.

Es evidente que estamos ante un conflicto complejo que ha desatado discusiones y posturas muy diversas, donde debemos centrar más la atención y dirigir nuestros esfuerzos como personas defensoras de derechos humanos es en evitar caer en la discriminación y los discursos que atentan contra la dignidad de todas las personas, ya sean judías, musulmanas, palestinas o israelitas. Porque lo cierto es que, a raíz del conflicto se ha ido desatando el discurso antisemita que bien podría ser considerado sinónimo de judeofobia o antijudío que siempre ha estado latente, que no por nada se creó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de hecho, los estragos del Holocausto han sido tales, que originaron todo un sistema de discriminación estructural contra la religión judía y las personas que lo practican, que persiste hasta el día de hoy. Cuántas veces no hemos escuchado prejuicios en contra de las personas judías, incluso en países como el nuestro los escuchamos y tal vez para muchas personas sea algo muy lejano, pero para la comunidad judía es una realidad. Niñas y niños y personas jóvenes en escuelas y universidades, siendo originarios de países que están muy lejos del conflicto como el nuestro, pero que, al ser de religión judía, hoy son señalados como genocidas y azuzados por el conflicto con Hamas

Debemos aprender a distinguir y encontrar los matices en este contexto de conflicto. La violencia, bajo ninguna circunstancia se debe justificar, mucho menos si esta violencia se basa en ideas preconcebidas, equivocadas y en discursos de odio. Hay que llamar la atención sobre lo que está sucediendo hoy; el antisemitismo crece en el mundo, y si de algo tenemos certeza, es que los discursos de odio tienen un efecto dominó y que pueden llegar a generar una escalada de la violencia. Tenemos una responsabilidad enorme de informarnos sobre lo que está sucediendo, porque sólo así evitaremos recaer y repetir la trágica historia que hizo a la humanidad crear una Declaración de los Derechos Humanos.