La brecha

QUEBRADERO

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Por:

Si de por sí las diferencias sociales y económicas en el país han sido y son marcadas y evidentes, el desarrollo de los últimos años las ha ahondado aún más debido a políticas erráticas y a un ejercicio del poder marcado, por lo general, por la discrecionalidad y la corrupción.

El actual gobierno está tratando de establecer un nuevo proceso de desarrollo, pero está enfrentando grandes rezagos y las dificultades que está teniendo para instrumentar sus proyectos.

En la medida en que el gobierno no logre que sus políticas públicas se consoliden se van a incrementar aún más las diferencias, complicándose profundamente poder revertirlas, que se sumarán las consecuencias sociales.

El problema que está teniendo es que no está siendo claro por ahora la efectividad de sus estrategias. Algunas de ellas no se están viendo que alcancen lo  que se pretende y está a la vista que va a ser difícil, bajo el actual estado de la economía, que alcancen los recursos para mantenerlas.

La brecha será cada vez mayor, porque el contexto internacional, el coronavirus y las confusas decisiones internas están creando mayores adversidades. Hasta ahora la política económica del gobierno no muestra elementos para poder ver alguna luz al final del túnel.

Si nos atenemos a los pronósticos de organismos internacionales, académicos, especialistas y los de la banca mexicana, el futuro inmediato no es sólo incierto sino que también presenta cifras desalentadoras y peligrosas para la dinámica interna; no se ve que en este contexto puedan valer los “otros datos”.

Las micro, pequeñas y medianas empresas, las cuales son un eje para el desarrollo del país, están tronando y lo más grave es que no están recibiendo apoyo.

Una encuesta del Inegi sobre el impacto económico generado por Covid-19 revela que nueve de cada 10 empresas han resultado afectadas por la contingencia sanitaria, principalmente por la caída de sus ingresos, baja demanda y por un factor que está siendo determinante, no recibir apoyos.

Puesto en números significa que del 100% de las empresas mexicanas el 93.2% sufrió alguna afectación. El hecho era previsible, la cuestión era y es cómo enfrentar el problema, es aquí en donde se ha fallado y también se podría decir que ha habido insensibilidad y ausencia de una planeación futura.

Sólo el 7.8% de las micro, pequeñas y medianas empresas ha recibido apoyo. La ortodoxia del gobierno va a provocar que en el mediano plazo las diferencias socio-económicas se ahonden e incrementen.

La brecha económica muy probablemente también va a repercutir en el proceso educativo. Si no hay una reactivación económica que permita un cierto alivio a millones de familias es probable que veamos a niños y jóvenes en la informalidad, con todos los riesgos que esto conlleva.

La información del Inegi es ruda, adversa y útil, porque da pistas claras que permiten saber dónde estamos parados. Dos datos más: en 30.4% de los hogares por lo menos una persona perdió su empleo por la pandemia y 46.1% de personas vio disminuido su ingreso.

Si bien la brecha venía de antes, la cuestión para López Obrador está en encontrar fórmulas en el corto y mediano plazo que permitan atemperar la pauperización en la que pudieran caer muchas más familias.

A nuestro país se le juntaron muchas adversidades al mismo tiempo, algunas vienen de fuera, pero la gran mayoría son internas.

Si de por sí andamos enfrentados, un ahondamiento de la brecha nos podría colocar en un sálvese quien pueda, lo cual sería lo peor que nos podría pasar.

RESQUICIOS

La serie La Jauría (Amazon) muestra un conjunto de escenarios con un común denominador: la violencia contra las mujeres. Desarrollada en Chile evidencia el poder y el abuso cómplice en una escuela particular que alcanzan a los maestros, religiosos y autoridades. Interesante y con una vocación de denuncia; vale la pena que se dé un tiempo para verla.