Javier Solórzano Zinser

Morena y la torta antes del recreo

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
Por:

La elección interna en Morena se ha ido convirtiendo en un gran lío que no va a ser nada fácil resolver.

Morena está pagando la cuota de ser un partido nuevo que recibe de la noche a la mañana una enorme cantidad de dinero, la cual, se diga lo que se diga, forma parte del lío.

También está pagando ser un partido hecho a imagen y semejanza de López Obrador. La entendible ausencia del líder ha dejado el terreno abierto en donde todos quieren meter la mano y todos se sienten con la capacidad y autoridad para hacerlo.

Pareciera que el rudo mensaje que envió el Presidente no tuvo eco en la rebatinga. Más bien el tono belicoso continúa sin que existan voces que atemperen los ánimos. Como van las cosas, todo apunta a que las criticadas instituciones, como el TEPJF, sean las que terminen decidiendo qué se debe de hacer.

En el camino, el Tribunal y el INE están de nuevo confrontados en un capítulo más de una complicada relación, la cual es compleja y de confrontación.

Morena se está jugando las elecciones del 2021 y también el perfil que guiaría al partido en el 2024. López Obrador ya ha enviado varios mensajes críticos y rudos, recordemos aquello de que si se siguen peleando “ahí se ven”, que bien podría ser un, si no se arreglan, me voy.

Pudiera ser que el Presidente esté marcando una línea para una decisión personal, a estas alturas cabe suponer que no sorprendería si al mediano plazo se hiciera a un lado. Por lo único que pudiera acabar metiendo las manos López Obrador sería por tratar de que Morena conserve la mayoría en Diputados, porque es lo que le permitiría consolidar su proyecto, es claro que muchos de sus planes están a la mitad del camino.

No se le ve buena cara al Presidente en su relación con el partido. Más bien ha evitado hablar de ello, el tabasqueño se ha ido alejando de una organización a la que le puso nombre y apellido en función de sus intereses y su forma de ver las cosas. La simbología que hay detrás del partido expresa claramente la ideología del Presidente, es un movimiento político y evoca a la Virgen Morena de Guadalupe.

Morena se está quedando sin salidas que lo cohesionen. La idea de que la elección se decidiera a través de una encuesta organizada y diseñada por el INE, por cierto planteamiento hecho por el tabasqueño, fue finalmente avalada por el Tribunal Electoral.

Morena no ha podido salirse de las innumerables broncas por las cuales pasan las izquierdas en sus procesos de formación y elección. Si antes no se pelearon era porque la omnipresencia de López Obrador no lo permitía.

Las divisiones entre puros, revisionistas, dialoguistas, más todas las corrientes que se puedan sumar, terminan colocando a la organización bajo el signo del conflicto. Con la fuerza que tiene hoy el partido se están imaginando el 2024 y ya se están peleando por él.

En buena medida la elección está siendo marcada por ello, porque quien termine por dirigir el partido va a llevar mano a la hora de la selección de candidatos para el 2021 y va a tener una posición envidiable de cara a la elección presidencial del 2024; estos días han estado aflorando las cercanías y relaciones entre aspirantes y personajes del gabinete.

En algún sentido se están comiendo la torta antes del recreo. La pelea entre los morenistas tiene que ver con dirigir hoy el partido para asegurarse el presente y, sobre todo, el futuro.

Es probable que al final no les quede de otra que arreglarse. El problema va a ser el costo de lo que se está viviendo. El desgaste puede producir divisiones que dejarán inevitablemente huellas.

Quieren futuro cuando no resuelven el presente, se andan comiendo la torta antes del recreo.

RESQUICIOS.

Era cuestión de tiempo para que echaran la maquinaria contra los fideicomisos. El Presidente lo pidió y los legisladores acataron órdenes. Hace algunos meses los mismos que hoy votaron hablaban de las bondades de los fideicomisos, en una de esas hasta se beneficiaron de ellos.