Jorge Camacho

Que los ciudadanos manden

ELUCIDACIONES

Jorge Camacho *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Jorge Camacho 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Lo que sería ideal para la actualidad política es que las organizaciones de la sociedad civil, ciudadanas y ciudadanos en general, trascendieran ideologías y partidos políticos para construir un proyecto con objeto de revertir las tendencias electorales que favorecen al partido en el poder.

Nadie debería estar por sobre la posibilidad del poder de los ciudadanos. Los partidos han abdicado de representar a los ciudadanos, involucrados en exclusiva en los intereses de sus dirigencias. Así se aprecia en Morena cada vez que Mario Delgado se traslada para apoyar a determinado candidato, y éste es insultado por los morenistas; así también en los partidos de oposición, de los que no hay rastro de actividad opositora. Unos y otros renuncian a representar a la ciudadanía, inmiscuidos en sus ambiciones. El panorama político de México en la actualidad es un erial, un desierto en el que el ciudadano se aloja en el olvido.

Una posible Alianza Ciudadana Electoral, en torno a una candidatura, tiene la firme convicción de que en las elecciones lo que está en juego, no es sólo una contienda entre partidos políticos, sino reivindicar la ética política y el bien público, ante la degradación moral del ámbito de lo público, en lo general, y de la reprobable actuación de algún gobernante en turno. Una Alianza Ciudadana recuperaría un espacio para los mexicanos en el que podrían sentirse representados, recuperando de una vez el protagonismo que los políticos profesionales ignoran. Ante unas formaciones políticas que sólo piensan en sí mismas, se antoja necesaria una formación de ciudadanos que exigen representación efectiva.

Una Alianza Ciudadana dignificaría la política como la actividad más noble y legítima del ser humano, que se organiza como pueblo por el bien común, y no como el ansia desmedida de conseguir el poder por el poder, a costa de lo que sea para beneficiarse de él. Una Alianza Ciudadana llenaría ese vacío que han dejado los partidos políticos, reivindicando nuevamente y en los mejores términos la figura del político, del servidor público interesado en la cosa pública, preocupado por sus semejantes, interesado en el bienestar de todos. Es hora de que los ciudadanos asuman su responsabilidad como verdaderos agentes políticos, involucrados en la cosa pública, comprometidos con su presente y futuro. Los partidos ya no son instancias de representación. Sin embargo, el compromiso político de la mayoría es urgente e impostergable, como responsabilidad derivada de su condición ciudadana.

Los ciudadanos son quienes deben darle un fuerte impulso al sistema democrático, que considera al pueblo como el titular de la soberanía, haciendo que la administración pública, a cualquier nivel, tenga como finalidad servir a los ciudadanos y no usar el poder político para enriquecimiento personal y de grupo, como está sucediendo en la actualidad.  Devolverle los partidos políticos al pueblo, para asegurar que sean democráticos, representativos e instrumentos indispensables en el régimen democrático.

Todo indica que el desinterés de los partidos hacia el ciudadano seguirá como hasta ahora, por eso serían deseables nuevas organizaciones como repuesto del actual statu quo.