Josefina Vázquez Mota

Un Gobierno soberbio y rebasado

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota
Josefina Vázquez Mota
Por:

“La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos en la adversidad”.

Nicolás Maquiavelo

La soberbia es mala como consejera y peor como estrategia para enfrentar una crisis sanitaria y económica del tamaño que vive México, y que hoy acumula más de 52 mil pérdidas humanas y millones de empleos debido a la pandemia.

Frente a este reto nuestro país necesitaba en el timón funcionarios que tomaran decisiones responsables, basadas en la ciencia, la evidencia y la técnica. Las naciones que mejor han enfrentado el Covid-19 se caracterizan por tener gobiernos que hicieron caso a los científicos, como Japón, Nueva Zelanda o Alemania.

México ocupa el deshonroso primer lugar en muertes por Covid por millón de habitantes en los últimos siete días; seguido de Brasil, Sudáfrica, Estados Unidos, Irán y Reino Unido, así lo informó el New York Times.

Lamentablemente, México tiene autoridades frívolas, indolentes y más preocupadas por las elecciones de 2021 y su popularidad en las encuestas, que por atender la crisis. El subsecretario López-Gatell le dio la espalda a la ciencia para en su lugar ofrecer propaganda, discursos y desinformación.

En plena pandemia, el Presidente convocó a la gente a salir a la calle; el subsecretario inexplicablemente se ha negado a recomendar el uso del cubrebocas y minimizó con soberbia y desdén el tamaño de la crisis. Nos dijo que habría seis mil muertos, y ya son más de 52 mil; eso sin considerar que de acuerdo a otros estudios, se calcula que pueden sumar hasta tres veces más víctimas de las reportadas oficialmente.

Tenemos un Gobierno que no ha querido hacer pruebas masivas (como lo recomienda unánimemente la comunidad científica internacional), para ayudar a contener contagios. Sin pruebas jamás sabremos la magnitud de la tragedia ni se evitarán más muertes.

Las autoridades insisten que su estrategia es exitosa porque hay camas disponibles en los hospitales, pero ¿qué importa eso?, si la gente se está muriendo en sus casas antes de llegar al hospital.

Un Gobierno que en lugar de escuchar las necesidades del personal de salud que está en primera línea combatiendo la pandemia, ha despedido a médicos y enfermeras que se atrevieron a protestar por no contar con el equipo necesario para hacer su trabajo.

Un Gobierno que en lugar de rectificar sus errores, terminó echándole la culpa de las muertes a las propias víctimas: “¿su familiar se murió?, seguro es porque estaba obeso, fue su culpa”, dice ahora López-Gatell.

Muchas de las muertes que han ocurrido eran inevitables, pero muchas otras son consecuencia directa de las malas decisiones que han tomado.

Muchas vidas aún pueden salvarse si el Gobierno rectifica el camino y se decide a poner en primer lugar la salud de los mexicanos y en segundo, su popularidad electorera. Además de asumir la responsabilidad de gobernar en lugar de estar en campaña permanente.

Urgía reconocer la tragedia y corregir la conducción de la pandemia para evitar miles de muertes, pero falta acompañar con un ingreso básico a quienes han perdido todo. Y para ello hay que torcer la soberbia y el desmedido orgullo que tiene a México de luto y a millones de hogares sin ingresos.

Mientras esto no suceda, los minutos de silencio y de aplausos serán, por decir lo menos, ofensivos.