Julio Vaqueiro

El mes de la Herencia Hispana

RÍO BRAVO

Julio Vaqueiro *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Julio Vaqueiro 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En la Placita Olvera, corazón de Los Ángeles, hay un edificio histórico conocido como el Italian Hall. En su azotea, un mural de David Alfaro Siqueiros.

En 1932, el artista pasó algunos meses exiliado en California, y en ese periodo pintó tres obras en las paredes blancas de la ciudad angelina. La segunda de ellas, América Tropical, fue quizá la más potente y polémica. Ahí sigue ese mural en el centro de Los Ángeles, aunque deslavado y maltratado por el inclemente paso del tiempo. Para verlo, hay que entrar al edificio por la calle Olvera, un callejón convertido en homenaje al folklor mexicano: lleno de puestos de juguetes, ropa, artesanías y música de mariachi. Ya adentro, es necesario subir al techo. No es posible acercarse mucho, un barandal metálico separa a los visitantes de la obra, pero no es necesario: el mural se aprecia mejor desde la distancia.

En el verano de ese año, y parte del otoño, Siqueiros capturó en esa azotea la devastación de las antiguas civilizaciones de Mesoamérica, las ambiciones imperialistas de Estados Unidos en América Latina y el dolor, ante el abuso. El cemento gris de una pared antigua, como un lienzo en el que cabe todo lo imaginable. En el centro del mural, un peón indígena aparece en agonía, crucificado, con un águila calva sobre él. Un indio, presa de Estados Unidos.

La crítica tuvo opiniones encontradas. “Poderoso es una palabra tímida para describir las formas que Siqueiros ha creado”, publicó el periódico Los Ángeles Times en su momento. Pero otros encontraron que el mural era anti-estadounidense, y para 1938 ya estaba cubierto con pintura blanca, imposible admirarlo más.

El relato viene a cuento porque, del 15 de septiembre al 15 de octubre, en Estados Unidos se celebra el mes de la Herencia Hispana. En los años ochenta, el presidente Ronald Reagan firmó la ley para oficializar un mes entero en el que se conmemoran las aportaciones de los latinos al país.

Aquí van unos datos del Pew Research Center: la población latina en Estados Unidos es de más de 62 millones de habitantes, uno de cada cinco habitantes es latino. El crecimiento poblacional de este país se debe, en gran medida, a eso. En California, por ejemplo, los hispanos son ya el grupo étnico más grande del estado. Y lo mejor: el 42% de los latinos mayores de 25 años tienen algún tipo de educación universitaria, comparado con el 36% en 2010.

Lo cierto es que, a pesar de lo grande, complejo y diverso que es este grupo étnico, cada año en estas fechas surgen críticas por los estereotipos y las generalizaciones sobre los latinos. Casi siempre caemos en lugares comunes: la comida, la música y los atuendos típicos. Y eso está muy bien, pero el mes de la Herencia Hispana es una buena oportunidad para celebrar y aprender más de la cultura y la historia de los hispanos en Estados Unidos. Un mes para insistir en lo que somos, sin importar lo que otros digan que somos.

Con su mural, David Alfaro Siqueiros se sublevaba frente al toque romántico del folklor mexicano en la Placita Olvera de los años 30. El artista plasmaba la relación de Estados Unidos con América Latina desde la provocación y la altanería. El resultado fue la censura. Pero en 1971 vinieron los primeros esfuerzos de restauración del mural. El trabajo siguió lentamente hasta 1990 cuando, con nuevas técnicas de conservación y mejor tecnología, lograron rescatar la obra del pintor. Hoy, en tonos más suaves y deslavados, el mural sigue gritando lo que Siqueiros quiso decirnos. Tarde o temprano, el mensaje llega.