Escapar de Venezuela

EL ESPEJO

Leonardo Núñez González
Leonardo Núñez GonzálezLa Razón de México
Por:

Durante el fin de semana, en las costas de Venezuela aparecieron los cuerpos de 14 personas que habían perdido la vida en el mar cuando intentaban llegar en una lancha a Trinidad y Tobago. Las imágenes son desoladoras, pero relatan de cuerpo entero a un régimen en el que ningún discurso puede ocultar la tragedia humana que ha costado la negativa del chavismo a soltar el poder, bajo ninguna circunstancia, y cómo sus habitantes prefieren arriesgar la vida para huir, antes que permanecer en Venezuela.

A diferencia de los venezolanos que están más cerca de las fronteras por tierra con Colombia o Brasil, para quienes se encuentran de cara al océano Atlántico, las vías de escape son limitadas. Por ello, la isla de Trinidad y Tobago, que se encuentra a unos 100 kilómetros de la comunidad de Güira, al noreste de Venezuela, se ha convertido en una de las opciones de escape. Sin embargo, la pequeña isla en la que hay menos de 2 millones de habitantes ha implementado duras políticas migratorias para evitar la llegada masiva de refugiados. Tan sólo hace un par de semanas, 16 niños venezolanos, quienes también habían llegado ilegalmente por lancha, fueron lanzados al mar por el gobierno isleño, en donde estuvieron perdidos por 48 horas hasta que aparecieron de vuelta en Venezuela.

De acuerdo con la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela —que es una iniciativa de la Agencia de la ONU para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones para tratar de mantener una cifra estimada de los venezolanos que han tenido que escapar de su país a partir de la información de las naciones a las que llegan—, hasta noviembre de 2020 se tenían identificados a 5,448,441 venezolanos migrantes, refugiados y solicitantes de asilo que habían salido de Venezuela. El último censo, hecho en 2011, contó a poco más de 27 millones de habitantes. Esto significa que cerca de 20 por ciento de la población venezolana ha tenido que huir del régimen.

Para poner estas cifras en perspectiva, antes de que se desatara la guerra civil, Siria tenía alrededor de 21 millones de habitantes. Se estima que alrededor de 5.6 millones de sirios tuvieron que buscar refugio en otras naciones, provocando las múltiples crisis de migrantes que los países europeos vivieron en 2015. Las dos cifras son escalofriantemente similares, aunque en el caso de Venezuela, no existe un conflicto bélico declarado, lo cual sólo muestra el extremo de la desesperación de los venezolanos.

Para el régimen chavista de Nicolás Maduro, estas cifras no representan nada. Aferrado a un proyecto político apalancado en el apoyo de los militares y continuando las farsas democráticas, como las elecciones parlamentarias del pasado 6 de diciembre en que la coalición oficialista obtuvo 67.6 por ciento de los votos, el chavismo ha expulsado de nueva cuenta a la oposición de las instituciones que brevemente lograron ocupar en las elecciones de 2015. Esto no puede más que augurar la profundización de una descomposición económica, política y social como no había sido vista en América. Mientras tanto, muchos gobiernos, como el nuestro, callan.