Mauricio Flores

De Aragón a Texcoco

GENTE DETRÁS DEL DINERO

Mauricio Flores*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Flores
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En un superlativo esfuerzo presupuestal de 236.6 millones de pesos durante 3 años —equivalente al 0.099% de su gasto anual total— la CDMX rehabilitó 114.5 hectáreas del bosque urbano de San Juan de Aragón que incluyen 28.6 millones de pesos para dignificar su zoológico; ello representó 0.9% de los recurso autorizados para el vecino Parque Ecológico de Texcoco que en tres años recibió presupuesto federal por casi 25 mil millones de pesos pese a un avance físico de 0.5% según la Auditoría Superior de la Federación.

Se puede argumentar que el proyecto de rescate ambiental propuesto por Iñaqui Echeverría a mediados de 2018 a Andrés Manuel López Obrador pudo convencer al entonces presidente electo de iniciar la “restauración ambiental” en 12 mil hectáreas en los terrenos donde los neoliberales construían un aeropuerto —el NAIM— atiborrado de corrupción y nocivo para el medio ambiente del Valle de México.

Pero una simple digresión aritmética exhibe la inconsistencia financiera y sustentable del plan de dar vida a la “Nueva Tenochtitlan” a lo que fuera la zona lacustre hace 500 años. Esa comparación fue comprobada el 5 de diciembre pasado por el propio López Obrador, quien pudo ver el insignificante avance del proyecto prometido. Ello le hizo montar en cólera y en el despido de casi la totalidad de los funcionarios contratados para el plan de rescate de Texcoco.

Y es que para el Bosque de San Juan de Aragón, primo pequeño del Parque Ecológico de Texcoco, la alcaldía a cargo de la morenista Evelyn Parra cuenta con un pobretón presupuesto de 1.6 millones de pesos para mantenimiento en 2022. Y mientras nadie sabe cuánto costará hacer sustentable y darle mantenimiento al que suplantará al NAIM.

Aguas fecales. Para “rehacer” el lago de Texcoco en primer lugar se necesita un vaso debidamente acondicionado para recibir 50 millones de litros de agua; en segundo lugar, se requiere una cantidad de agua equivalente a dos meses de consumo de la CDMX. Y acondicionar un terreno salitroso con malla geotextil, impermeabilización, capa de tezontle y otra de tierra agrícola de 2 a 3 metros de profundidad, puede resultar más caro que haber concluido el NAIM, que llevó Federico Patiño.

En cuanto el agua, la secretaria de Educación, Delfina Gómez, recién invitó a los integrantes del magisterio a que visiten “el lago de Texcoco”, mismo que murió hace 200 años y que es un vaso, oh sorpresa, está 3.5 metros arriba del Centro de la CDMX y que fue desecado durante el virreinato para contener las inundaciones en la ciudad colonial.

Y el vaso regulador Nabor Carrillo —obra humana construida entre 1971 y 1982— que se presenta como modelo publicitario de lo que será el Texcoco, contiene aguas residuales con hasta 3 veces más residuos fecales permitidos por la Norma Oficial Mexicana, según los últimos reportes públicos de la UNAM y la firma Supervisión y Control de Fauna.

La Conagua, hoy dirigida por Germán Martínez, no ha dicho ni pío de cómo proveer agua a una cuenca salitrosa que la exigencia presidencial quiere convertir en un prístino lago. Suerte con ello.

Infonavit, ¿habrá competencia? Ya lo saben pero lo repetimos: el Infonavit que dirige Carlos Martínez declaro desierta la licitación para imprimir 24 millones de recibos de cobranza y ahora repite. Lo interesante es la junta de aclaraciones de la segunda licitación 024/GA/2022-88568 pues todos los ojos están puestos en las respuestas que dará el instituto pues la primera se declaró desierta bajo el argumento de que ninguno de los cinco tiradores cumplieron los requisitos solicitados; por ello se especuló que la solicitud de presentar diversos certificados se “plantó” para dar ventaja al proveedor consentido, MBM de Alfonso Pérez Barona, sin que la subdirección general de gestión de cartera, a cargo de Alicia Barrientos, pudiera explicar por qué a unos concursantes se le pidieron tales procesos y a otros no. La competencia parte de condiciones no discriminatorias.