Mauricio Flores

La suerte de las FIBRAS y el Home Office

GENTE DETRÁS DEL DINERO

Mauricio Flores
Mauricio Flores
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No hay sesión de trabajo en los comités de dirección de cualquiera de los 15 Fideicomisos de Inversión y Bienes Raíces que operan en México, así como en su asociación que encabeza Luis Gutiérrez, donde la pregunta crucial es el tipo de acuerdo que adoptarán con sus arrendatarios durante una lenta recuperación económica y cómo impactará estructuralmente a su negocio la rápida adopción de tecnologías digitales y nuevos hábitos como el home office por la pandemia.

La aparición de las FIBRAS en el mercado bursátil permitió el desarrollo de grandes espacios de oficinas, comerciales, hoteles, naves industriales y escuelas. Su elaborado y jurídicamente sólido modelo permitió la creación de espacios rentables, sustentables y con una belleza arquitectónica que contribuyó a mejorar el entorno en diversas ciudades. Pero la irrupción del Covid-19 modificó las economías de escala sobre la que se elaboraron contratos de largo plazo y beneficios estables para los inversionistas.

Vaya, una compañía de consultoría, financiera o de cualquier servicio encontró que, dado al Home Office obligado para sus directivos y sus empleados más talentosos, no necesitará los mil metros cuadrados que le renta, por ejemplo, a FUNO de André El-Mann; o que en lugar de cuatro salas de juntas sólo necesita una por mes con UpSite, de Rodolfo Balmaceda. En tanto que las tiendas y salas de cine en los centros comerciales tendrán menos clientes por tiempo aún indeterminado (las matemáticas Gatellienas parten del principio de Heisenberg) y por tanto menos recursos que ingresos para cubrir las rentas pactas ya fuera con Fibra Shop, de Salvador Cayón o Danhos, de Daniel Kabbaz.

Y si bien las propiedades contenidas en Fibra Hotel, de Eduardo López, o en Fibra Inn, de Víctor y Joel Zorrilla, ruegan por el paulatino regreso de turistas (así sea al 40% para diciembre), los espacios industriales de Fibra Monterrey, de Federico Garza, o Terrafina, de Alberto Chretin, podrían beneficiarse del reacomodo de las cadenas de suministro con el T-MEC. El punto álgido de todo ello es que, luego de las medidas paliativas de corto plazo para con sus arrendatarios, vendrán los intentos para modificar los contratos… y entonces sí habrá jaleo.

El favor del Inai a Cofepris. Seguramente los comisionados del Instituto Nacional de Acceso a la Información, que encabeza Josefina Román, actuaron con toda la bonhomía para esclarecer las razones por las cuales la Cofepris ordenó a PISA, de Carlos Álvarez, cerrar la producción de oncológicos la semana pasada. Es de entender que el pleno del Inai haya negado a la compañía tapatía mantener en reserva la información dada la relevancia pública que tiene la producción de medicamentos para enfermos de cáncer. Pero se equivocaron. El Inai confundió 7 Centros de Mezclas con plantas de producción de la empresa que, en realidad sólo tiene una fábrica de oncológicos. Por ello el Inai, al ordenar que la comisión, encargada a José Alonso Novelo, revele los procedimientos seguidos contra PISA por la presunta contaminación en 7 plantas, involuntariamente habrá ocultado las disposiciones por las que se cerró una sola fábrica.

¿Per seguir a quién? Los contratos que la CFE firmó en gobiernos anteriores con empresas privadas para la generación de electricidad (bajo cualquiera de sus modalidades) se formaron bajo el amparo legal del Estado Mexicano. Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que demandará a esas empresas por dichos contratos, también demandará al andamiaje institucional mexicano… incluyendo a la Comisión Federal de Competencia Económica a cargo de Alejandra Palacios.