Mauricio Leyva

El Gesticulador

FRONTERA DE PALABRAS

Mauricio Leyva*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Leyva
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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¿Quién es cada uno en México? Dondequiera encuentra impostores, impersonadores, simuladores; asesinos disfrazados de héroes, burgueses disfrazados de ladrones; ladrones disfrazados de diputados, ministros de sabios, caciques disfrazados de demócratas, charlatanes disfrazados de licenciados, demagogos disfrazados de hombres. ¿Quién les pide cuentas? Todos son unos gesticuladores hipócritas…

El Gesticulador, de Rodolfo Usigli, 1938

Rodolfo Usigli (1905- 1978) es considerado el Padre del Teatro Mexicano Moderno, cultivó la literatura en casi todos sus géneros y también se dedicó a la diplomacia. Fue un profundo conocedor de la psicología mexicana y en El Gesticulador, obra de teatro escrita en 1938, da cuenta de su lucidez y agudeza sobre la visión de lo que ocurría en su tiempo. La puesta en escena tiene desde el inicio guiños interesantes como lo es situar al lector/ espectador en el tiempo actual en el que transcurre “Época: hoy”. Y ése hoy puede ser el ayer o el presente en el cual el montaje en tres actos se desarrolla con 12 personajes quienes la hacen especial y sorpresiva; cada uno muestra el perfil no sólo de sus rasgos de carácter o de sus conflictos, sino que aportan una visión social específica.

El personaje central es César Rubio, casado con Elena, quien recién se instaló en su tierra natal con su familia luego de vivir en la Ciudad de México. Es maestro universitario, conocedor de la Revolución Mexicana, pero la suerte le ha pagado mal en la capital: Un profesor de universidad, con cuatro pesos diarios, que nunca pagaban a tiempo, en una universidad en descomposición, en la que nadie enseñaba ni nadie aprendía ya… una universidad sin clases. Un hijo que pasó seis años en huelgas, quemando cohetes y gritando sin estudiar… El hijo se llama Miguel y su hija es Julia, enamorada de un fifí de bailes que no la quiere. El conflicto inicia cuando brindan hospedaje a Oliver Bolton, un profesor estadounidense de Historia graduado en Harvard y apasionado de la Revolución Mexicana. Ambos sostienen una conversación y César Rubio ve la oportunidad de usurpar la identidad de un héroe de la Revolución del mismo nombre y lo hace creyendo que nadie se enterará y recibirá un pago por brindar información, pero Bolton revela su “hallazgo” del héroe mexicano.

Al conocerse la noticia el Partido Revolucionario de la Nación lo postula para gobernador en medio de una serie de enredos, reflexiones y confrontaciones que hacen de la obra algo excepcional. En medio de la elección, Navarro, quien sí conoció al verdadero César Rubio y encarna la figura del gobernante que no quiere dejar el poder, va y lo encara dando una vuelta de tuerca inesperada a la trama: Todo el mundo aquí vive de apariencias, de gestos. Yo he dicho que soy el otro César Rubio… ¿a quién perjudica eso? Mira a los que llevan águila de general sin haber peleado en una batalla; a los que se dicen amigos del pueblo y lo roban; a los demagogos que agitan a los obreros y los llaman camaradas sin haber trabajado en su vida con las manos; a los profesores que no saben enseñar, a los estudiantes que no estudian.

El Gesticulador es una obra vigente dotada de una serie de sentencias que le valieron la censura luego de su estreno en 1947: Ocurre que el político puede ser, es en México, el mayor creador o el destructor más grande. Sin lugar a dudas, el trabajo de Usigli merece regresar a los escenarios, discutirse y retomar el debate que inició el 17 de mayo 1947.