José Antonio Lugo entre Afroditas, Evas, Lolitas

FRONTERA DE PALABRAS

Mauricio Leyva. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Leyva. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.Foto: Especial
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El título sugiere –a lo menos- una complicidad sexual entre el maestro Lugo y un fascinante grupo erótico que son el centro de un libro cuya literatura es poderosa, tentadora y fascinante. Ellas provienen de un mundo creado y recreado por el maestro Lugo, un universo en el que nacen, crecen, se revelan, se liberan, se hacen dueñas de sí mismas e invaden los sentidos de los lectores.

José Antonio Lugo extiende el arco erótico de su creación y nos muestra una serie de cuentos y mini novelas ilustradas por el artista Eko. Las historias que comienzan de la A a la Z -desde el Alma hasta la Zoe- tienen la característica de que asemejan ventanas en las que el lector, puede asomarse a una sexualidad vigorosa. Es preciso mencionar que cada letra, cada ventana que se abre nos muestra las variantes del erotismo y nos lleva al punto crucial en el que desemboca el deseo humano en su insobornable tendencia al placer sexual.

En su contenido, la novedad que aporta Lugo consiste en el hecho de que son las mujeres las que escriben las historias, las que nos cuentan el cuento. Es decir, José Antonio Lugo nos habla de la sexualidad de la mujer moderna y lo hace porque conoce el tema, ha leído, abrevado y conocido de cerca a los grandes autores, prueba de ello es la obra La inocente perversión: mirada y palabra de Juan García Ponce, el escritor mexicano del erotismo por excelencia y de quien ha escrito una de las mejores obras de referencia. Por ello el tema es un terreno que le resulta familiar, amistoso, cercano. Su sensibilidad le permite ver el cambio paulatino de la sexualidad femenina y nos enseña a una mujer dominadora del sexo, consciente de su papel en la sociedad y dispuesta a ejercer sus derechos, a ser ella misma en el plano que le agrade y como mejor le plazca con tal de ser feliz. El muestrario de la mayor parte de las mujeres da cuenta de esto: Brenda, Fabiola, Penélope, etcétera. Pero bajo la superficie de las historias hay también una necesidad humana de aceptación, de amor y de llenar vacíos que los hombres comúnmente no sabemos llenar, lo cual otorga un valor agregado al texto y al subtexto que, es en donde un buen lector sabrá reconocer lo mejor de la obra.

Rodeado de miradas, estimulaciones visuales, metáforas penetrantes y epifanías, la intimidad que logra el maestro Lugo a través de las mujeres que ha creado, nos invita a descubrir otros usos del lenguaje, nos provoca a cruzar otras fronteras poco comunes en la literatura mexicana y a visitar mundos imaginarios difíciles de poblar, más difíciles de habitar y sobre todo de abandonar. Resulta de manera sucinta: un encuentro erótico con la buena literatura y del que existen pocas probabilidades de salir ileso. Leerlo me remitió a la sentencia de Julio Cortázar sobre el Cuento del cual afirmó: en la novela al lector se le gana por asaltos, en el cuento se le gana por knockout. El maestro lleva ganando varios años con esta obra contundente y sólida que es un referente del erotismo en las letras mexicanas.

La edición que he leído de Afroditas, Evas, Lolitas estuvo a cargo de Conaculta en 2011, sin embargo, ha tenido otras más y se le puede encontrar con facilidad. Leerlo no sólo reivindica el arte del erotismo sino que, al mismo tiempo es una reivindicación de los derechos que las afroditas, evas y lolitas tienen sobre su cuerpo en una serie de relatos atractivos, sensuales y auténticos.