Los 22 de los que nadie habla…

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Imagen: La Razón de México
Por:

En junio de 2022 un joven que cursaba el segundo año de medicina en la Facultad de esa licenciatura en la UNAM, se arrojó de uno de los edificios de Ciudad Universitaria y se quitó la vida.

El centro comercial Reforma 222, donde dos personas se han quitado la vida.
El centro comercial Reforma 222, donde dos personas se han quitado la vida.Foto: Cuartoscuro

Sólo un año después, el 28 de agosto pasado, otro estudiante de la misma carrera saltó a las vías del metro en la estación Copilco.

En mayo de este 2023, Ietza, una joven de preparatoria de 15 años también se suicidó, víctima de acoso estudiantil por parte de compañeros y maestros, según reportaron amigos y familiares.

En el mismo mes, en Veracruz, otra estudiante de bachillerato se aventó al vacío en el plantel donde estudiaba.

En junio, una mujer adulta saltó de la ventana de un octavo piso de un hotel ubicado en Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, donde decenas de personas fueron testigos de la escena, sin poder evitar la muerte.

Semanas después de ese hecho y en la plaza comercial contigua, conocida como 222, un hombre se arrojó del tercer piso a plena luz del día. Las actividades del lugar continuaron, ningún acceso fue cerrado, porque “no había crimen qué perseguir”.

Y hace apenas unos días —y en menos de 24 horas— dos usuarios del Metro pusieron fin a su vida al interior del transporte. Una persona de 18 años se mató el lunes en la estación San Cosme y otra de 38 años lo hizo en la estación Viveros.

Una más de 34 años se quedó en el intento, ese al que tantas personas en México recurren todos los días, que habla del estrés, la depresión y otras afectaciones emocionales al que el sistema de salud pública mexicano se aproxima de manera torpe y errática.

Tanto, que los casos han aumentado 435% en los últimos 20 años, principalmente en jóvenes de entre 15 y 24 años, según datos de la Secretaría de Salud.

El Inegi señala que en 2020 hubo siete mil 896 suicidios en nuestro país, 700 más con respecto a 2019 y mil más que en 2018.

Su más reciente informe reporta que en 2022 la tasa de muerte por suicidio pasó de 5.3 por cada 100 mil habitantes en 2017, a 6.3 el año pasado. Es decir, 1,629 personas más decidieron terminar con su vida.

Tendría que ser una razón suficiente para que México se lo tomara más en serio. Mucho más que con acciones como “líneas telefónicas de apoyo emocional” y una “Guía de Autoayuda para Conducta Suicida” como anunció esta semana el titular del IMSS, Zoé Robledo.

¿De verdad entenderán de qué se trata cuando una persona decide quitarse la vida? ¿lo que significa que el suicidio siga siendo la segunda causa de muerte en México entre personas de 15 a 29 años? ¿Y que las cifras lejos de disminuir, aumenten?

Significa que el problema no se entiende en su raíz y por ende no se atiende de forma eficaz.

Un análisis del proyecto SciELO sobre las leyes de salud mental en México, revela que hasta 2020 “sólo 14 entidades cuentan con una Ley de Salud Mental y dos estados tienen una Ley de Suicidio” (Coahuila y Sonora).

A nivel federal, se definen los lineamientos de atención de la conducta suicida en las normas técnicas de la Secretaría de Salud, pero en las leyes de salud nacional o estatal, hay importantes omisiones al respecto.

La prevención no se define a profundidad en la mayoría de los documentos analizados”, concluye el documento.

Y es que, además, el presupuesto destinado a la salud mental en México sigue siendo prácticamente inexistente.

De acuerdo con el Programa de Atención Específico de Salud Mental y Adicciones 2020-2024, en México apenas el 2% del presupuesto de salud se destina a atender la salud mental.

De ese porcentaje, el 88% se destina a gastos operativos de hospitales psiquiátricos, que durante la presente administración han disminuido su operatividad o desaparecido, dejando en el desamparo a cientos de pacientes.

A todo esto hay que sumar el desabasto de medicamentos psiquiátricos, que el Gobierno Federal asegura haber resuelto en más del 90%, pero la realidad es que se sigue reportando escasez en fármacos primordiales para pacientes que viven con alguna condición, lo cual limita su convivencia en la sociedad, desencadenando otros trastornos.

México terminó el 2022 con 8,237 suicidios. El año pasado se quitaron la vida 22 personas cada día y la cifra podría aumentar peligrosamente este año.

Una línea telefónica de apoyo emocional o una Guía de Autoayuda, no resuelve un problema que requiere otro nivel de análisis, profesionalización y presupuesto suficiente.

Pero para el gobierno de México la salud mental es tema secundario, mientras los jóvenes se siguen matando…