Jaime, Jalisco, México… ¿Qué fue?

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Imagen: La Razón de México
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“Las había escrito mucho, pero no me había tocado”, dijo el periodista Jaime Barrera —refriéndose a las desapariciones— luego de ser liberado por sus captores la madrugada del miércoles.

Momento de la liberación de Jaime Barrera.
Momento de la liberación de Jaime Barrera.Foto: Cuartoscuro

Luego de haber sido por dos noches una vela más que iluminó las oraciones y el desasosiego de una familia desesperada, como lo han vivido tantas con finales mucho más trágicos.

Las declaraciones escuetas, cautelosas y “secuestradas” del periodista luego de su liberación, fueron un espejo más del estado en el que México se encuentra, atemorizado, silenciado, arrodillado frente a la amenaza de muerte y la impunidad.

Está claro que si lo hubieran querido matar en realidad, lo hubieran matado desde el primer momento, como a otros tantos. Pero lo levantaron, con toda su popularidad, cimbraron al país entero y luego lo regresaron como paloma mensajera, con el sobre en el pico, pero ya cerrado con amarres.

“No me hicieron daño en realidad”, dijo Jaime en sus primeras entrevistas, como si ser levantado no fuera un daño en su máxima expresión. Pero es que claramente lo devolvieron con el espíritu secuestrado y enviado a capturar con su crónica, a los demás espíritus que encontrara a su paso.

Un periodista como Jaime Barrera, que logra salir con vida de un plagio, en este México letal para los informadores, es un milagro que bien merecería un templo, en un estado donde la muerte ha probado poder estar aguardando a la vuelta de cualquier esquina.

“No fue secuestro, no hubo petición de rescate; no fue un robo, no se robaron nada; no fue intento de homicidio, fue otra cosa y tenemos que entender qué fue”, dijo el gobernador Enrique Alfaro, en un orden de ideas que parecía libreto propio de Eugéne Ionesco.

Actualmente es Jalisco el estado con más personas desaparecidas, con 14 mil 882 denuncias, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas; 404 corresponden a Lagos de Moreno, en esta entidad que concentra el 13.45% de las personas desaparecidas en México.

También “tenemos que entender qué fue”, lo que llevó a esta entidad a ese abismo de incertidumbre y miedo que asola a su población, donde las siglas de los malos ya son impronunciables, son “los malos” y ya…

Los hechos relacionados con el periodista Jaime Barrera, casualmente vinieron a ocurrir sólo horas antes de que la organización “Familiares por Nuestros Desaparecidos de Jalisco” recibiera el IX Premio de Derechos Humanos Rey de España, de manos del rey Felipe VI.

Como otro mensaje divino, desde la otrora conocida como la “madre patria”, pero que en estos tiempos de “Transformación”, ya tampoco está bien visto llamarla así.

El caso es que Jalisco, que así como nos deslumbra con su belleza en “la perla tapatía”, los bloqueos carreteros y la quema de vehículos son parte de la cotidianidad, con ataques a la Guardia Nacional, como vimos suceder en diciembre pasado en Zapotlanejo.

Jalisco es la tierra donde mucho ha proliferado el Cártel Jalisco Nueva Generación, que es prácticamente un ejército con presencia en 28 de los 32 estados de la república; una organización delincuencial que se atreve a circular “comunicados” o videos para “informar” —en libertad y total impunidad— si es o no responsable de alguna agresión letal.

Tal como lo hacen los más sofisticados grupos terroristas del Medio Oriente, ahora en versión mexicana. Pero aquí llamarles terroristas es tan sacrílego como eso de la “madre patria”…

El 57.2% de los habitantes del hermoso estado de Jalisco ya no se sientan seguros en sus domicilios y en las calles que frecuentan, de acuerdo a lo que señaló el Observatorio Ciudadano “Jalisco Cómo Vamos” al cierre de 2023.

Un aumento de 6 puntos en la percepción de inseguridad, comparado con el 2022. Y ni qué decir de la desconfianza hacia las instituciones de seguridad, donde 68.8% confía poco o nada en su Fiscalía, 74.9% por ciento confía poco o nada en la policía y tres de cada 4 confía nada y poco en el Poder Judicial.

Entonces efectivamente, como dice el gobernador de la entidad, “es urgente saber ¿qué fue lo que pasó?”, en un estado en el que hoy convive lo más digno de la cultura, la gastronomía, el arte y la arquitectura nacional, con el terror del crimen mejor organizado, quizá del continente.