¡Justicia para Édgar!.. y otros cientos de ciclistas

Han pasado 9 días del 2021 y no hemos tenido ni tiempo de respirar en medio de tanta tensión generalizada, primero por las notas roja y “rosa” que ha arrojado la pandemia, rodeando como hiedras el cuello de los responsables de la estrategia para contenerla, aunque ellos permanecen impunes gracias al mismo necio indulto.

Pero a pie de calle, no todo es la muerte que se transporta conectada a un respirador dentro de una ambulancia, también la tragedia abraza irremediable en dos ruedas ecológicas, que ingenuas pero esperanzadas, circulan en una ciudad sin ley, ni consideraciones para el más vulnerable en la cadena de movilidad: el ciclista.

Para muestra un ejemplo de día de Reyes, el mismo 6 de enero, en la Ciudad de México fue asesinado Édgar Núñez, un ingeniero de audio de televisión, respetado y querido por tantos que trabajaron con él en Proyecto 40 y Milenio Televisión. Sólo tenía 35 años.

Era poco antes de la media noche cuando terminó su jornada laboral y se subió a su bicicleta, en la que había estado transportándose todo ese día. Habrán pasado unos 40 minutos, cuando en su trayecto fue embestido por un automóvil en la Calzada Vallejo. El impacto fue letal y el responsable —como casi siempre— se dio a la fuga.

Inmediatamente las redes sociales alertaron, protestaron, se indignaron, pidiendo justicia para Édgar de la misma manera incansable en la que se ha reclamado por los otros cientos de ciclistas que mueren en México en las mismas circunstancias, y en las que termina no pasando nada. Sin detenidos, ni justicia.

En 2019 las autoridades capitalinas reportaron 717 accidentes de ciclistas, mientras la Organización “Ni una muerte vial más” contabilizaba 450 muertos en estos hechos, siendo la Ciudad de México la que más decesos registró con 49, seguida del Estado de México con 46 y Guanajuato con 43.

Cabe mencionar que este movimiento surgió luego de la muerte de Emmanuel Vara, mejor conocido como “Manu”, quien era director de Gestión de Movilidad del Ayuntamiento de Puebla en 2018, cuando fue atropellado por un vehículo del transporte público.

Igual que Martín Flores, quien apenas en diciembre de 2020, a sus 65 años de edad sí pudo sobrevivir a la pandemia de Covid-19, pero no al joven conductor que en estado de ebriedad lo arrolló mientras presuntamente “jugaba” arrancones en pleno Eje Central, donde lo arrastró varios metros y lo mató.

¿Por qué será que en México nos cuesta tanto trabajo adquirir una cultura vial en beneficio de los ciclistas? y contrario a eso nos enfilamos hacia convertirnos en uno de los países más letales para ello…

Yo misma, que saco la bicicleta sólo los domingos por ser el día más “amigable” para usarla en la ciudad, ningún trayecto queda exento de reclamos de banqueta, contra automovilistas irresponsables, taxistas indolentes, microbuseros cafres o simples transeúntes que deciden que la ciclovía es un carril para caminar o para hacer la parada al transporte público.

No importa la señalización, los protocolos o el reglamento, los ciclistas prácticamente no existimos, porque ante cualquier agresión o “distracción”, difícilmente hay sanción. No hay consecuencias. No importa, “se trata sólo de un ciclista”…

Sólo en la Ciudad de México hay cerca de 340 mil ciclistas ordinarios, que representan el 2.2 por ciento de los más de 15 millones de personas que transitan diariamente en el Área Metropolitana.

La pandemia, contrario a lo que podríamos pensar, propició mayores accidentes de acuerdo a la organización “Bicitekas”, que señala que la disminución del tráfico durante el encierro, provocó que los automovilistas incrementaran la velocidad, que es el principal factor en este tipo de accidentes.

Para el ciclismo urbano el panorama no pinta nada alentador este 2021, pues el Fondo Público de Atención al Ciclista y el Peatón fue de los más castigados en el Presupuesto de Egresos 2021, con un recorte de casi 90 por ciento.

Y si además revisamos los proyectos que se tienen previstos en la Secretaría de obras y Servicios, es clara la ausencia de planes para la movilidad segura de los ciclistas en México.

El crimen contra Édgar Núñez, permanece impune, como tantos otros que están representados en bicicletas blancas que nos recuerdan las pérdidas en la ciudad, y también como una manifestación contra los responsables, que no solo son los que van al volante, sino aquellos detrás de escritorios de la función pública, que insensibles siguen coleccionando muertos sobre dos ruedas…