La violencia juvenil, el peor espejo de México

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Imagen: La Razón de México
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Solo bastaron 7 segundos para que, un jovencito de 14 años presa de la ira, presuntamente víctima de discriminación y violencia verbal por parte de su maestra de secundaria, la apuñalara por la espalda, frente a sus compañeros.

Lona que a los alumnos denunciar el bullying, colocada tras el ataque a la maestra en la secundaria Rubén Humberto Moreira Flores, en Coahuila.
Lona que a los alumnos denunciar el bullying, colocada tras el ataque a la maestra en la secundaria Rubén Humberto Moreira Flores, en Coahuila.Foto: Cuartoscuro

Cuando en una comunidad, no solo los adultos, sino los más jóvenes también, optan por hacer justicia por propia mano, por encima de la denuncia y la confianza en la justicia, significa que la ira ante la impunidad conocida, es un olor ya tan fuerte, que no hay lugar para la sensatez, ni miedo a las consecuencias.

Es lo que pasó en la Escuela Secundaria General número 1, “Rubén Humberto Moreira Flores”, en Ramos Arizpe, Coahuila. Las imágenes son aterradoras, porque se trata de un niño que agrede a sangre fría con un puñal a su maestra de 59 años, luego de que ésta, lo reprendiera y lo condujera fuera de la clase.

Hoy la maestra Patricia Eugenia afortunadamente está fuera de peligro en un hospital de la localidad. Pero el joven veracruzano de 14 años, de muy escasos recursos, estará detenido en una correccional, que no suele ser el mejor lugar para impactar la vida de un niño.

Desafortunadamente hoy es la realidad de miles de niños en nuestro país, que ante el clima de violencia que cobija sus realidades vulnerables, optan por más violencia.

Hoy se intenta que el joven sea señalado sólo por el delito de lesiones, porque lo que en realidad le tocaría es feminicidio en grado de tentativa. La agresión fue directa, no en defensa propia, legalmente todo puede estar en su contra, aún cuando pudiera comprobarse que la acción fue en consecuencia de actos de discriminación y humillación.

Los jóvenes en México están enfurecidos y pareciera que la escuela es buen lugar para expresar su ira y para muestra, hechos recientes en otras localidades:

En Pachuca, Hidalgo, Joaquín “N”, estudiante de preparatoria del Centro Universitario Continental de Pachuca, en plena clase le aplicó la llamada “llave china” a su compañera sentada frente a él, hasta que cayó desmayada.

La familia de la joven levantó una denuncia por el hecho y el agresor solo tuvo 10 días de suspensión en el centro educativo por su agresión. ¿Fue lo justo?…

El 9 de septiembre pasado, Ernesto fue brutalmente golpeado por varios jóvenes en la zona de la Estrella de Puebla, el video que circuló en redes sociales causó conmoción porque muestra la sobrecogedora indolencia de los agresores ante su víctima en el suelo, incapaz de defenderse. La mayoría son menores de edad.

Ernesto sobrevivió, pero aún lucha por no perder un ojo.

El año pasado, los compañeros de Juan —también de 14 años— rociaron su pupitre con alcohol y le prendieron fuego, mientras todo era grabado. El niño otomí, no hablaba bien español, por ello era víctima de burlas y discriminación. Hoy sobrevive físicamente a quemaduras de tercer grado, pero emocionalmente, quien sabe las consecuencias que este hecho tendrá en el niño…

Norma Lizbeth, también víctima de bullying, no tuvo la misma suerte. La joven mexiquense de 14 años, aún vestida con uniforme escolar, murió por las heridas provocadas por una de sus compañeras.

Y la lista puede continuar, los focos rojos están encendidos en todas las entidades de nuestro país, donde la violencia ya contaminó a una parte importante de la niñez mexicana, la crueldad está normalizada y eso es algo muy difícil de combatir.

Los niños no nacen violentos, su entorno los vuelve violentos, es inevitable y está comprobado. Los entornos en los que muchos crecen en México, predicen un futuro desolador para este país, de por sí ya muy golpeado por la violencia en todos sentidos.

Crimen organizado, homicidios, feminicidios, desapariciones. Difícilmente se puede extraer de esas realidades a millones de jóvenes, hoy abducidos por redes sociales contaminantes, que los sobre informan, o desinforman y enferman sus mentes.

La Encuesta Nacional de Adolescentes en el Sistema de Justicia Penal 2022 reveló que 3,413 adolescentes están acusados de algún delito, de los cuales, 30.2 % cumplen una sanción en algún centro de internamiento por conductas antisociales, asociadas a ilícitos del fuero común o federal.

56.5 % cuentan con una medida cautelar que no es la detención. Son demasiados jóvenes mexicanos. ¿Y qué se está haciendo en realidad por ello, además de dar trompicones en “programas” fallidos y seguir castigando el presupuesto de salud federal, en materia de salud mental?

Violación, robo, homicidios, portación de armas, lesiones, posesión de drogas, secuestro, narcomenudeo y otros delitos sexuales, por orden de comisión, son los más ejecutados por adolescentes… Es nuestra realidad.