Montserrat Salomón

Biden sufre la migración

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón
Montserrat Salomón
Por:

Si bien ni en lo que va de la administración Biden ni en los periodos de Obama se vieron escenas de niños migrantes enjaulados, se ha generado una falsa impresión de que el nuevo presidente de EU representa una carta blanca a la migración.

Esta percepción se debe más bien a la crudeza vivida con Trump, recordemos que separó familias y que aún hoy hay padres desesperados en busca de sus hijos. Sin embargo, esta ilusión es falsa y los miles de migrantes que se han propuesto cruzar la frontera se están topando con una realidad adversa.

Biden no lo ha ocultado, ha dicho con todas sus letras “no vengan”. Las deportaciones, como en la era de Obama, han continuado y continuarán. Las peticiones de asilo siguen procesándose a cuentagotas y con las probabilidades en contra. Biden no ha abierto ni abrirá la frontera, simplemente no es brutal como lo era su antecesor. Sin embargo, esta falsa idea ha provocado un aumento en la migración desde nuestra frontera sur y mucho movimiento en la frontera norte.

Para Biden, este repunte ha sido desastroso en su imagen. Necesita urgentemente cambiar esa percepción sin caer en el salvajismo que tanto criticó a Trump. El plan es claro: hacer que México sea el que se ensucie las manos. Ahí tenemos el par de millones de vacunas que nos ha prestado y la conveniente coincidencia del refuerzo en las medidas de contención migratoria en nuestra frontera con Guatemala. También se notó el cambio ante la negativa de aceptar en México a los migrantes que estén en espera de la resolución de su petición de asilo. Las escenas de brutalidad, los campos de retención de migrantes y las violaciones a los derechos humanos no se verán en territorio estadounidense. Todo a cambio de unas cuantas vacunas y de mantener la tan necesaria buena relación con el vecino, que será clave ahora que nos enfrentamos a una crisis prolongada.

Biden le ha dado la vuelta a la crisis sanitaria que heredó, pero arriesga mucho capital político en el tema migratorio. No puede mostrarse blando, no puede permitir que siga aumentando el número de menores no acompañados —que crean un verdadero dilema ético y político en el sistema—, no puede darle al Partido Republicano nuevas balas para refrendar el argumento de que votar demócrata es hundir al país en el caos y la ilegalidad.

La migración es el combustible de la base trumpista. Si Biden no controla este tema, veremos una segunda ola poderosa de candidatos que aglutinan votantes al proferir insultos, difundir el miedo y fomentar la división social. Esperemos que Biden encuentre una mejor forma de cooperar con México y Centroamérica para frenar la causa de la migración y no acuda a los viejos remedios que implican “barrer la basura” bajo la alfombra mexicana.