Montserrat Salomón

Bolsonaro vuelve a las calles

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro ha vuelto a las andadas con un mitin que abarrotó las calles y mostró un renovado músculo político. Sobre él pesan acusaciones sobre su intento de golpe de Estado cuando perdió las elecciones ante Lula y se negó a reconocer el resultado y a garantizar la alternancia.

Las declaraciones de su secretario personal y la evidencia de la preparación de un decreto que buscaba legitimar el golpe son las principales pruebas en su contra, por lo que bien podría terminar en la cárcel además de continuar inhabilitado para presentarse a una elección popular hasta 2030.

Bolsonaro ha sido enfático al afirmar que primero muerto que preso, por lo que esta muestra de arrastre político tiene la intención de hacer pensar al Supremo dos veces antes de tocarlo. Seguramente será el primer acto de una seguidilla de movilizaciones y discursos que busquen resaltar su figura de perseguido político. Sin embargo, las causas contra él y sus hijos, acusados desde nepotismo y corrupción, son graves y prometen elevar la tensión en un país dividido que podría alcanzar el estado de crispación con facilidad.

“Dios, patria, familia y libertad” son parte de los lemas que el bolsonarismo ha tomado como parte de su identidad. Que el mismo Bolsonaro se tome muy a la ligera la aplicación de los mismos —el político va por su tercer matrimonio, apoya la dictadura, se muestra simpatizante de las ejecuciones y de la explotación del Amazonas por parte de la industria privada— es cosa que los seguidores no le toman en cuenta. Como a otros líderes de derecha, como Donald Trump, a la gente le basta con que Bolsonaro afirme que ama la familia y que apoya las causas conservadoras y de los grupos religiosos para que la gente se lo crea y lo apoye. Si él mismo en su biografía es muestra de que esto es sólo una bandera política es cosa que a nadie le importa.

Probablemente, Bolsonaro será condenado en alguno de los juicios que tiene pendiente. Lamentablemente, la justicia en Brasil siempre ha estado manchada por sospechas de corrupción y de alineación política. Así Bolsonaro, aún siendo él mismo culpable y parte del estado de caos que existe en las instituciones brasileñas, tendrá de dónde agarrarse para denunciar una persecución de Estado.

Con el presidente actual recién salido de prisión por corrupción, Bolsonaro tiene el tiempo incluso para seguir los pasos de Lula y esperar a que termine su inhabilitación para volver a la presidencia. Sin embargo, no sé si tendrá la paciencia de Lula o si prefiera la vía de la agitación y la violencia. Como sea, en Brasil no se ven en horizonte otras opciones políticas y parece que el destino les depara seguir atados a líderes con las manos manchadas.