POLITICAL TRIAGE

El misterio de Boric

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Montserrat Salomón *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Gabriel Boric iniciará su periodo como presidente de Chile el próximo 11 de marzo inmerso en el misterio. Hay elementos clave que lo han rodeado en su campaña y desde que ganó la elección con una coalición pequeña que luego hubo de mutar para la segunda vuelta, dejando aún más en suspenso su postura y el rumbo que tomará su gestión. Una lucha contra el neoliberalismo, pero cuál neoliberalismo. Una reforma social, pero hasta qué extremo. La redacción de una nueva Constitución, pero bajo qué estructura.

Chile es un país importante en el continente. Su desarrollo económico y su organización han sido notables y tal vez por eso han llamado tanto la atención los estallidos sociales de los últimos años. Los jóvenes están inconformes y han respaldado a Boric en busca de un cambio.

Quienes lo identifican con la izquierda, temen que la palabra “cambio” signifique una alianza con los presidentes de corte venezolano. Sin embargo, Boric ha manifestado que tendrá “mano dura” con Venezuela, se dice que lo de él no es la izquierda sino la “socialdemocracia”. Este término, asociado a un centro izquierda, no es fácil de interpretar y mucho menos sencillo de ejecutar.

Boric pretende ser un equilibrista que luche contra el capitalismo salvaje que ha relegado a gran parte de la sociedad chilena, creando desigualdad y segmentación social, mientras procura poner límites a las empresas sin romper con ellas y con el necesario crecimiento económico que producen. Crear reglamentaciones para atender los reclamos sociales sin poner en riesgo el progreso logrado.

Chile, con todo su progreso y lo ejemplar de muchas de sus instituciones, no se salva del gran lastre latinoamericano: la desigualdad. Si Boric presta atención tanto a los recientes estallidos sociales como a los grupos sin voz que han sido relegados por años, podrá tener las bases para marcar la diferencia. Esto si, como ha prometido, mantiene una actitud regulatoria moderada y no cae en la tentación del autoritarismo que es tan común en la región. Las prestaciones sociales no pueden dejarse a la mano del mercado.

Así las cosas, Boric podría buscar la universalización de los derechos sociales en Chile, lo que acarrearía imponer limitantes y regulaciones a la iniciativa privada. Para esto, el gran reto que tiene por delante es lograr apoyo en el poder legislativo, en el cual es minoría. Pactar, buscar alianzas o quedar paralizado por todo su mandato, ése es el riesgo y ésa, la incertidumbre.

En este complicado escenario, el presidente Boric tendrá también el reto de apoyar la redacción de la nueva Constitución que el pueblo chileno demandó. Este proyecto, al igual que su gobierno, nace con buenas intenciones, pero se enfrentará a una complicada ejecución.