Montserrat Salomón

¡Mujer, vida y libertad!

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En septiembre del 2022 una joven llamada Mahsa Amini murió bajo custodia de la policía iraní. Había sido acusada de no portar correctamente el velo islámico. Tras difundirse esta información, gracias al valiente trabajo de las reporteras Nilufar Hamedi y Elahe Mohammadi, se desató en el país una fuerte oleada de protestas que exigía el final de la llamada policía de la moral.

Las protestas duraron meses y sólo acabaron cuando la represión violenta, los arrestos y una ejecución pública terminaron por aplastar los ánimos de la población. Sin embargo, quedaba claro que el Gobierno no las tenía todas consigo y que un cambio era de esperarse.

“¡Mujer, vida y libertad!” era uno de los gritos que se escuchaba a todo pulmón durante las protestas. Las cifras fueron un escándalo: decenas de miles de arrestos, 500 muertos y 4 ejecuciones, una de ellas pública. Con miles de indultos, Irán trató de mitigar el hecho de que había condenado a cerca de 20 personas sin un juicio justo y que la razón de tanta violencia se escondía detrás de la interpretación de la policía de la moral en torno al mandato del uso correcto del velo islámico.

Entre las personas condenadas a prisión estaban justamente las periodistas Hamedi y Mohammadi. Ambas fueron acusadas por delitos como cooperar con Estados Unidos, actuar contra la seguridad nacional y por difundir propaganda contra la República Islámica de Irán. Ellas fueron a prisión por cumplir con su profesión y reportar el caso de la muerte de Amini. Pero, al ser mujeres que alzaron la voz y que provocaron y alentaron las protestas al hacerlo, se convirtieron en un peligro para el Gobierno.

Este domingo, Hamedi y Mohammadi fueron puestas en libertad bajo fianza. Las dos periodistas posaron ante las cámaras y se difundieron sus caras sonrientes por redes sociales. No sé si el Gobierno buscaba justo esto, ya que pocas horas después fueron acusadas por no portar el velo islámico y afrontan un retorno a prisión y un nuevo juicio contra ellas.

El régimen iraní no olvida ni perdona. Estas dos periodistas están expuestas a la arbitrariedad de un sistema que quiere dejar muy en claro que no tolerará disturbios ni provocadores. Estas dos mujeres, que tienen prohibido salir del país, están prácticamente indefensas y lejos de poder dejar atrás la pesadilla que han vivido desde que, valientemente, decidieron reportar el caso de Mahsa Amini.

Aunque algunas organizaciones internacionales como Human Rights Watch y Reporteros sin Fronteras han levantado la voz, poco podrán hacer si los Gobiernos en conjunto no deciden que vale la pena objetar y alzar la voz por la vida de una persona. Es una pena, parece que el gran valor que Hamedi y Mohammadi tuvieron no será correspondido.