La oportunidad perdida

CARTAS POLÍTICAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La debacle de los partidos tradicionales inició cuando la entonces oposición pactó con el PRI y se aprobó la reforma en materia energética de 2013. Su derrumbe, no se debió al contenido de la reforma y las leyes, sino a que, a la primera, el sofisticado andamiaje que construyeron, por medio del Pacto por México, se corrompió a costa de recursos que le pertenecían al Estado.

La reforma era categórica en establecer a los hidrocarburos como propiedad de la Nación, pero su gran hito fue la apertura a la contratación de empresas privadas en el sector. De esta forma, en 2014, se inició con la Ronda Cero, procedimiento por el cual PEMEX solicitaba, a la SENER, la asignación de áreas exploradas, explotadas o de interés comercial o estratégico, previo al concurso de los particulares. Le siguieron las Rondas 1, 2 y 3 en donde también participó la industria privada.

En la primera Ronda, la CNH, contrató a la empresa estadounidense Talos Energy, asociada con la mexicana Sierra Oil & Gas (hoy parte de la alemana Wintershall) y la británica Premier Oil para la exploración y evaluación por 30 años del Bloque 7. El área no sólo está ubicada frente a la zona donde se construye la Refinería de Dos Bocas; sino que es contigua a la zona de Uchukil, asignada a Pemex en la Ronda Cero. En la mitad del tiempo y con una inversión equivalente al 17% de lo previsto, la operadora privada descubrió, en 2017, “Zama” uno de los yacimientos más importantes y de mejor calidad hallado en las últimas décadas en México.

El hallazgo se volvió problemático por dos razones: primero, porque pronto se encontró que el yacimiento se compartía entre el área contratada a Talos y la asignada a Pemex, por lo que era necesario iniciar un procedimiento de unificación con la administración que terminó beneficiando a PEMEX; y, segundo, porque corrió el rumor de que la paraestatal ya contaba con estudios que anticipaban la probabilidad de un hallazgo como este y aun así, la SENER y la CNH, negaron la asignación de dicha área solicitada por PEMEX en la Ronda cero, sin una justificación clara.

Es decir, este evento, con sus hechos y sus rumores, legitimó el ataque del estado regulador por parte de AMLO. Por donde se vea: si PEMEX estudió y anticipaba la posibilidad del descubrimiento de “Zama” y la SENER y CNH decidieron no asignarla o contratarla, hay una pérdida por la inversión destinada por la paraestatal en dichos estudios; si la decisión de no asignarla obedeció a razones distintas a las capacidades técnicas, logísticas y financieras de PEMEX y, por lo tanto son discrecionales, significa que el Estado perdió 40% del ingreso del yacimiento; si el hallazgo no obedeció al esfuerzo del consorcio que lo descubrió, sino a la fuga de información privilegiada por parte de PEMEX, además de no recibir el 40%, hay funcionarios que se beneficiaron de eso; si esto ocurrió en la Ronda 1 de licitaciones, ¿cuántos casos similares no hay? De esta forma no parece una locura autoritaria señalar a los órganos reguladores y administraciones anteriores, revisar las licitaciones y monitorear las contrataciones. Por el contrario, hacerlo es sentido común.

Sin embargo, como es costumbre en esta administración, la solución trajo ineficiencias imperdonables. El Estado no cuenta con mecanismos para revisar los contratos de manera imparcial y la solución de detener las contrataciones ha generado que la única participación de los privados en el sector sea en el mercado secundario sobre áreas ya asignadas o contratadas, negando al país los grandes beneficios de la reforma y la inversión privada en el sector.

Dicho de otra forma, el resultado de la opacidad en las decisiones de asignación en la Ronda cero, el escándalo de sobornos con relación a la aprobación de las reformas y, el remedio encontrado para garantizar la soberanía energética nos tiene en el peor escenario posible: PEMEX endeudado y sin tecnología; la imposibilidad política de que empresas privadas participen plenamente en el mercado, y la parálisis del sector energético en México y sus beneficios económicos. Todo, por no cuidar con algodones un tema tan sensible, lucrativo y estratégico como el energético.