Pedro Sánchez Rodríguez

El Factor X

FRENTE AL VÉRTIGO

Pedro Sánchez Rodríguez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Pedro Sánchez Rodríguez
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La oposición encontró una veta para competirle a la narrativa que los viene apabullando desde la aplastante victoria de Morena en 2018: así como ser de izquierda no implica abstenerse de comer en restaurantes lujosos, portar relojes caros o habitar casas con alberca, la derecha también puede vestir huipiles y venir “desde abajo”. Xóchitl Gálvez representa la apuesta más sólida de la oposición, porque es una vocera con la suficiente legitimidad para contestar al régimen no desde el “mundo de las ideas” sino desde la experiencia.

El proceso del Frente Amplio por México para elegir a su candidato presidencial ha tenido giros desenfrenados. Del conjunto de aspirantes, Lilly Téllez, Claudia Ruiz Massieu, José Ángel Gurría, Alejandro Murat, Gustavo de Hoyos se bajaron argumentando desequilibrios de competencia, pero esa decisión parece tener otros motivos.

Algunas fuentes indican que Lilly Téllez tuvo un desaire en una reunión con el Consejo Mexicano de Negocios. Este Consejo aglutina a los empresarios más poderosos del país que, en conjunto, producen entre el 25 y el 30 por ciento de la producción nacional.

Téllez posicionó el mensaje radical y tradicional que venía trabajando desde hace unos meses, pero no terminó por simpatizar con los empresarios. Por el contrario, Gálvez sí logró emocionar al empresariado, entre ellos Claudio X. González, Azcárraga Jean. Por otra parte, la participación en el proceso podría cerrar la puerta a competir por otros cargos de elección como diputaciones por mayoría relativa, diputaciones plurinominales y senadurías.

De esta forma, el propio proceso de selección incentivaba que únicamente se inscriban quienes creen que tienen posibilidades reales de competir o quienes ya no tienen posibilidades de seguir en el Congreso. Esto explicaría por qué muchos de los aspirantes se bajaron de la contienda.

De tal suerte, esta primera etapa del proceso de selección tiene una primera ganadora: Xóchitl Gálvez. Pero cuidado, en medios y redes, hay quienes se dicen sorprendidos por el “Factor X” o el “Factor Xóchitl” como si su aparición como competidora hubiera surgido de manera órganica y natural, cuando a todas luces no lo es. En ambos canales y la propia Xóchitl no dejan de recitar un discurso muy bien ensayado que modera el conservadurismo del PAN e invita a conocerla mejor, y que es fácil de aprender por los propios ciudadanos para que lo adopten como propio: Xóchitl es indígena, viene de orígenes humildes, es empresaria, es ingeniera, se mueve en bicicleta, siempre ha estado en el PAN, pero no pertenece a ningún partido, es mujer.

Así, Xóchitl y el Frente han conseguido exitosamente competir con la narrativa oficial que ya llevaba semanas acaparando la agenda nacional. Pero hay una reserva: una cosa es ganar la narrativa en Twitter y el apoyo de los medios y otra cosa es tener la suficiente gasolina para arrancarle a Morena los votos que ha venido trabajando desde el 2015.