Pedro Sánchez Rodríguez
El PAN, VOX y el 2024
FRENTE AL VÉRTIGO
El Presidente AMLO no es el único que ha buscado fortalecer su posición internacional utilizando una narrativa populista. En España, VOX, un partido de ultraderecha, fundado en 2013 por exmiembros del Partido Popular (PP), cuyos fundadores están relacionados con el expresidente José María Aznar y Mariano Rajoy, ha construido alianzas con partidos de derecha en Italia, Portugal, Hungría o Polonia, ha estrechado lazos con el senador republicano de Texas, Ted Cruz, y hace unos meses se reunió con miembros del PAN.
Vox aprovecha la nostalgia por la disciplina y el orden franquista, y utiliza una narrativa que procura los valores tradicionales como la familia, la religión y la patria, para captar un sector de la sociedad que, en las últimas décadas, se ha visto desgastado. En esto último, por cierto, no se diferencian mucho del discurso del Presidente AMLO. Ambas posturas se alimentan una a otra: en México la defensa de los pueblos originarios, el rechazo a los atropellos de los conquistadores produce emociones nacionalistas, mientras que, en España, la apología de la grandeza de la Madre Patria, la civilización occidental y la evangelización, también las alimenta.
Sin embargo, en México, el PAN ha decidido no unirse a las filas del populismo de derecha y tampoco ha adoptado parte de la estrategia de VOX. De hecho, poco ha hecho el PAN para volverse un actor relevante en la escena política nacional. Lo que lo sacó a flote en las elecciones de 2021, fue más no ser Morena, que otra cosa. Por lo anterior, la alianza entre el PAN y Vox no se entiende más que por el apoyo económico, en líquido o en especie, que pueden compartir.
En cuestión de comunicación y de cara a las elecciones de 2024, a la alianza que competirá en contra de Morena, no le sirve la reafirmación por los valores tradicionales, la historia y la grandeza de México, porque ese discurso ha sido capturado por el Presidente desde hace ya muchos años. A su vez, la corrupción y la violencia que han imperado en el país en los últimos años, vuelve complicado recurrir a la nostalgia del orden, cuando se trata de un país que no lo ha tenido. Puede recurrir a impulsar y fortalecer su agenda conservadora (pro-vida, antiaborto, contra la legalización de las drogas y el matrimonio igualitario), pero dicha agenda tendrá que compartirla también con una parte importante de Morena.
Pero lo anterior, únicamente aplica si en 2024 Morena coloca a un candidato o candidata que se parezca muchísimo al Presidente. Es decir, con la finalidad de desarticular a la oposición y su intento por representar la defensa de los valores tradicionales, y la grandeza del país, el candidato del partido en el Gobierno no puede ser un político de izquierda progresista, tiene que ser un obradorista.
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