Rafael Rojas

Un anticomunismo trasnochado y reaccionario

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Rojas 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Se ha criticado mucho la decisión de 15 legisladores del PAN y un diputado del PRI de reunirse con Santiago Abascal, líder de Vox, partido de la ultraderecha española, y suscribir la Carta de Madrid. Las críticas se han centrado en lo inconveniente que es para el PAN, principal partido de la oposición en México, afiliarse con una corriente del nuevo extremismo conservador en Europa.

Menos se ha comentado en qué consiste la citada Carta de Madrid. El documento, impulsado por la Fundación Disenso y suscrito por líderes de la derecha iberoamericana, sostiene que España, Portugal, América Latina y el Caribe constituyen una “región secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países”.

La carta, firmada por Rocío Monasterio, dirigente de Vox en Madrid, por líderes de la extrema derecha latinoamericana como el chileno José Antonio Kast y el argentino Pablo Torello, y por unos pocos opositores y exiliados cubanos y venezolanos, argumenta que hay un “avance del comunismo” en Iberoamérica, que pone en riesgo el desarrollo, las libertades y el Estado de derecho. Dicho avance estaría oficiado por el “régimen cubano” e “iniciativas como el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla”.

También se habla de “países que sufren el yugo totalitario”, pero no se mencionan nombres. Es fácil advertir, sin embargo, que la carta se refiere a los estados bolivarianos y que asume como cómplices de éstos a gobiernos como el español de Pedro Sánchez, el portugués de Antonio Costa, el mexicano de Andrés Manuel López Obrador, el argentino de Alberto Fernández y el peruano de Pedro Castillo.

El diagnóstico es un verdadero despropósito, producto de una visión hiperbólica y macartista de las izquierdas gobernantes en Iberoamérica. La indistinción entre las diversas izquierdas y la presentación de gobiernos democráticos como punta de lanza de los pocos regímenes autoritarios que existen en la región responden a un anticomunismo de viejo cuño, que no oculta su mirada nostálgica a las dictaduras militares de la Guerra Fría.

La derecha que ve comunismo o totalitarismo en todas las izquierdas, y que se propone cortar el paso a proyectos políticos alternativos, no es cualquier derecha. Es una derecha reaccionaria, como la estudiada por el historiador argentino Pablo Stefanoni. Una derecha antiprogresista, generalmente ligada a programas xenofóbicos, racistas y machistas, que no duda en restringir libertades para evitar la llegada de la izquierda al poder.

Lo grave del gesto de los legisladores panistas no fue únicamente la afiliación con un partido que niega la plataforma demócrata cristiana de la mejor vertiente del PAN sino la suscripción de un documento paranoide, que llama a una cacería de brujas en la política iberoamericana. Es indispensable que en México se consolide una oposición democrática, pero la hoja de ruta no es la Carta de Madrid.